Opinión

El candidato ha hecho un papelón

Los portavoces de los grupos que Pedro Sánchez consideraba apoyos firmes no solo no se lo dieron sino que le pegaron hasta en el carnet de identidad. 

Pablo Iglesias fue implacable con Sánchez en su intervención del primer día y además dio al candidato donde más duele, saltándose la confidencialidad de sus conversaciones, qué le ofrecía y en qué intentó engañarle. El portavoz del PNV Aitor Esteban no fue tan duro como Iglesias, entre otras razones porque le faltaba el factor piel. Esteban se lleva bien con todo el mundo, Sánchez incluido, mientras que Sánchez e Iglesias se detestan en lo político y sobre todo en lo personal, como confiesan uno y otro en privado aunque en público disimulan todo lo que pueden. 

Pero también Aitor Esteban dio un repaso al presidente en funciones diciéndole, entre otras cosas, que ya estaba bien de dar por seguro que contaba con el voto favorable del PNV. Pues no. Ayer advirtió el portavoz vasco, no daría su voto favorable a la investidura. Ayer. Quizá en la segunda vuelta. A no ser que se tuerzan las cosas o que Sánchez haga alguna tontería que impida que el PNV pueda confiar en él.

Es probable que finalmente salga elegido mañana. No porque Podemos, el PNV y otros grupos menores estén deseando que continúe Sánchez en Moncloa, sino porque como repite Sánchez –y en eso tiene razón- no hay otro candidato posible. 

Sánchez además tiene una baza a favor: Pablo Iglesias ansía un gobierno de coalición, es la única manera de que se recomponga un partido que hace agua por todas partes y que ha perdido a un número considerable de dirigentes… y millón y medio de votos. Lo que decíamos, Sánchez e Iglesias se necesitan mutuamente, de ahí que a Carmen Calvo le faltara tiempo  para llamar a Echenique y reanudar las conversaciones. Que, o mucho nos equivocamos, o pasan porque los socialistas, ahora, ofrezcan a Podemos bastante más de lo que les ofrecían el pasado fin de semana. Ministerios de segundo nivel y sin presupuesto, como expuso Iglesias en su intervención.

Es probable por tanto que Sánchez sea elegido, pero el papelón que ha hecho en la sesión de investidura es de los que hacen historia. Solo un voto a favor además de los de su grupo, el del diputado de Revilla. Toda una humillación para un ególatra como Pedro Sánchez que encaró la sesión de investidura exigiendo a todo el mundo: la abstención a unos y el apoyo a otros, amenazando a unos terceros y maltratando a un Iglesias al convertirle en patético suplicante de un ministerio. 

Iglesias sin embargo le ha tomado la medida a Sánchez, y le ha sacado los colores ante un hemiciclo que, atónito, escuchaba en absoluto silencio la diatriba del máximo mandatario de Podemos contra el candidato y supuesto socio y amigo.   

Previsiblemente, acabarán formando una coalición, pero de este debate todavía inconcluso el candidato Pedro Sánchez ha salido muy tocado. Aunque cumpla su objetivo de ser investido presidente.

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