Opinión

¿Cómo creer a Sánchez?

En Moncloa están molestos, por no decir cabreados, ante el escaso entusiasmo que han provocado los anuncios del presidente, con el gran titular de que a finales de agosto estará inmunizado el 70 por ciento de los españoles.

Es difícil saber si el presidente es un inconsciente, si no tiene ni idea de cómo viven y sienten los españoles … o si les falta al respeto engañándolos sistemáticamente. Lanza número de vacunados con absoluta frivolidad, olvidando que depende del número de vacunas disponibles, olvidando que hace un año anunció que se había superado la pandemia, olvidando que aseguró hace meses que antes del verano estarían vacunados el 70 por ciento de  los españoles, y olvidando que finales de agosto significa que el verano está prácticamente acabado, así que malamente habrá campaña turística y recuperación económica. El tinte electoralista de sus alharacas triunfalistas se desvela cuando anuncia que el 4 de mayo habrá 5 millones de españoles vacunados. Qué casualidad, 4 de mayo, día de las elecciones en Madrid. No se puede tener más desfachatez. O cuando dice que cualquier español que lo desee puede estar vacunado antes de octubre. Que se presente uno ante su centro de salud y diga que quiere ser vacunado, a ver qué le responden. Lo primero, que no tienen vacunas. Lo segundo, que hay que cumplir el calendario. Calendario en el que hasta ahora han olvidado a los españoles de más de 65 años y menos de 80. No existen.

Para mayor escarnio, Pedro Sánchez advierte  que a partir del 9 de mayo se acaba el estado de alarma, no va a prorrogarlo. Sin consultarlo ni acordarlo previamente con los gobiernos autonómicos, así entiende el presidente la “cogobernabilidad”. Lo anuncia además cuando suben las cifras de afectados, aparecen nuevas cepas, existe incertidumbre respecto a una de las vacunas que más ha comprado España, la Astra Zeneca y cuando todas las autoridades sanitarias alertan sobre la virulencia de la cuarta ola. Los juristas han explicado que sin estado de alarma no puede haber restricciones. Aunque, la verdad, las restricciones son de ida y vuelta: en dos días las mascarillas han pasado de ser obligatorias en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia, a que no son necesarias en campo, playa y piscinas. Pues claro. Se le ocurre al que asó la manteca, pero no a quienes forman parte del gobierno. 

Está quejoso ese gobierno porque no se ha dado la obligada credibilidad a los anuncios de Sánchez. ¿Cómo se le va a creer? Hasta ahora se mencionaba siempre la famosa historia de que gobernar con Podemos le quitaría el sueño, el primer y más inconmensurable engaño. Pero eso quedó atrás, ahora son las cifras de la pandemia las que abundan en la idea de que tenemos un presidente que no nos merecemos. Por mentiroso. Por manipulador. Por hacer electoralismo con la salud y la economía de los españoles.

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