Opinión

Confinamiento "blando"

Habría que saber qué entiende el gobierno exactamente por confinamiento “blando”, porque para centenares de miles de españoles, quizá millones,  la decisión de Illa de cerrar determinadas ciudades que no cumplen los parámetros por él marcados, ese confinamiento significa, sencillamente, la quiebra, la miseria por el fin de sus negocios. En muchos casos significa también  depresiones –que no son enfermedades menores-, inestabilidad emocional y rupturas familiares.

El apresuramiento es siempre mal camino, y la forma en que se ha llegado a la norma ministerial de Salvador Illa lleva a  pensar que el gobierno utiliza la vara de medir según le conviene y aplicando unos parámetros que no siempre coinciden con los que manejan los gobiernos regionales y municipales a los que castiga. Y como la manera que tiene este gobierno de ofrecer sus cifras, sesgadas, incompletas,  que no coinciden con las de organismos sanitarios de reconocida solvencia, es lógico que se afiance la idea de parcialidad por parte del ministro. Por no mencionar que la  norma  que envió al BOE con tanta urgencia  no tenía el  consenso del Consejo Territorial, como obliga la Ley.  

Todos los focos están puestos en Madrid.  Dirá el Gobierno lo que quiera, pero el escarnio contra Isabel Ayuso es evidente, y lo saben mejor que nadie los madrileños. Sufren una situación dantesca  desde el punto de vista sanitario, pero la responsabilidad no es solo del gobierno regional, que está realizando un gran esfuerzo paro reducir la pandemia. ¿O es que el gobierno de Sánchez ha acertado en la gestión de la pandemia? No. España es el país europeo con peores índices, y el encierro  ahora decretado está relacionado con la ineficacia del gobierno de Sánchez. El confinamiento de la pasada primavera fue una pesadilla, y no impidió una segunda ola. No existe por tanto ninguna certeza de que las nuevas restricciones  vayan a impedir olas sucesivas.

Los países del mundo que han eliminado, o casi, el coronavirus, países con muchos más millones de habitantes que los que tiene España, han ido mucho más allá de confinamientos, limitar movimientos y reducir aforos. Han realizado pruebas masivas  gratuitas o a muy bajo precio –aquí no-, han bloqueado el paso en aeropuertos, estaciones, puertos y fronteras a  quienes no llegaran con su prueba negativa en la mano –aquí no-, han puesto multas  importantes a los que no cumplían las normas, incluso se les ha castigado con penas de prisión –aquí se ha sido infinitamente menos estricto en ese terreno- y las patrullas de vigilancia en las calles, así como los rastreadores, han sido una prioridad, mientras en España falta personal para garantizar que se cumplen las normas.

Moncloa sigue empeñada en que la culpa es de los gobiernos regionales y los ayuntamientos, no reconoce la incapacidad de Sánchez en la gestión. Es habitual en esta España nuestra: se ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.

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