Opinión

El Ibex

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha tomado una gran iniciativa: convocar a más de 130 dirigentes que mueven la economía española y, todos juntos y durante varios días, analizar la situación actual después de la crisis inconmensurable a que ha provocado el covid para presentar a continuación propuestas e iniciativas para paliar el desastre.

De momento las cifras del desastre son alarmantes, con el cierre definitivo de  más de cien mil empresas  que mandarán al paro a varios millones de españoles; todavía no se han cuantificado cuántos serán los nuevos parados,  porque no se sabe cuántos de los ERTE serán imposibles de remontar y pueden convertirse en ERE, con todo lo que ello supone.

La idea de Garamendi, que  cuenta en las reuniones, entre otros,  con personajes  de la talla de Botín, Isla, Bufrau,  Antoñanzas, Sánchez Galán, Gorigolzarri, Reynés, Entrecanales y Guel,  lo más granado de la banca y la empresa, tendría que habérsele ocurrido al presidente de  gobierno si no fuera porque Sánchez aún no se ha quitado el verdín de la izquierda decimonónica que todavía sigue considerando que los banqueros y los empresarios son personas  con gran fortuna personal que dedican poco tiempo a pensar en el bienestar de la gente corriente. No asume que no todos los empresarios tienen altos ingresos,  y que los hay que atraviesan situaciones muy complicadas. Como no acaba de comprender el presidente que  los grandes, medianos y pequeños empresarios son los que crean el mayor número de empleo. 

Habría sido un puntazo para Pedro Sánchez que en estos momentos de gran incertidumbre económica y laboral hiciera lo que ha hecho Garamendi: una gran convocatoria de empresarios y banqueros para cambiar impresiones sobre las fórmulas más adecuadas para salir del hoyo en el que nos encontramos y que, si no se toman las medidas adecuadas, se puede convertir en un abismo imposible de superar.  Más allá de dar prestaciones a los desamparados, que son indispensable, el gobierno estaría obligado también a presentar una ristra de decretos que fomenten la creación de empleo y aporten ideas imaginativas para que los sectores más afectados por el corona virus puedan superar la hecatombe actual.

Garamendi, como presidente de la CEOE, busca fórmulas  casi de supervivencia,  con la ayuda de los hombres y mujeres  que han demostrado sobradamente que saben trabajar a conciencia, y con eficacia, para dar estabilidad a las empresas, crear empleo  y atraer inversión. Sánchez sin embargo, para desgracia  de los españoles,  se acerca cada vez más a lo que defienden los podemitas que asesoraron a los bolivarianos: una sociedad muy subvencionada,  que les garantiza el mantenimiento del  voto.

La subvención es indispensable cuando no se tiene para comer, pero lo que debe hacer un buen gobierno es trabajar para que  la gente tenga un empleo  que le garantice que, además de comer, puede tener una cierta calidad de vida. Sin necesidad de que nadie le regale nada.

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