Opinión

El roto a Ciudadanos

La marcha de Toni Roldán hace un roto en el partido de Rivera, donde hace  meses que  se advierte el desánimo. Por él mismo y porque desencadena otras dimisiones, entre ellas la de Javier Nart, el eurodiputado de Ciudadanos más activo en Bruselas.

El abandono de la causa liberal para acercarse a la socialdemocracia ya creó malestares,  que se agudizaron con la decisión de Rivera de aceptar acuerdos con el PP y Vox. Se guardó de celebrar encuentros directos con Vox para salvar el decoro, aunque en las negociaciones últimas hubo algún encuentro directo entre miembros de Cs y de Vox. Si el acercamiento a Vox provocó el desenganche de Manuel Valls, ahora llegan otros abandonos, desencantados por el acercamiento al partido de extrema derecha pero también y sobre todo porque son muchos los miembros de la ejecutiva de Ciudadanos que consideran que habría que apoyar a Albert Rivera a formar gobierno para impedir así que acuda en ayuda de los independentistas catalanes y de Bildu, que pedirían contraprestaciones que un gobierno en España no debería aceptar. 

La marcha de Roldán y Nart –de momento-  se suma a otros episodios que están minando a Ciudadanos, y es seguro que ninguno de los dos se habría despegado del carro si estuvieran convencidos de que Ciudadanos marchaba por el buen camino con  un gran futuro por delante. Ese futuro no está tan claro desde que perdió la identidad liberal, menos aún desde que Cs tiene alianzas con Vox a través de personas y un partido interpuesto, ha decidido que nunca jamás apoyará un gobierno de Pedro Sánchez -al menos ahí ha sido coherente con lo que siempre ha dicho y hecho- y además ha realizado movimientos territoriales que desconciertan a muchos de los miembros de la dirección del partido y aún más a la militancia. Por ejemplo, el abandono de Cataluña de la mayoría de sus referentes, cuando Cataluña, o más bien la política de y en Cataluña,  ha sido el elemento clave para que Ciudadanos sea un partido nacional con una identidad propia:  la defensa de la españolidad de Cataluña como prioridad.

Nadie es imprescindible en ningún campo, pero las marchas de Roldán y Nart –a los que podría sumarse Luis Garicano- son  un aldabonazo para Albert Rivera: no todo es de color de rosa en su partido, y algo tendrá que ver él mismo con el desencanto: ha abundado en la indefinición, se le sigue viendo acomplejado ante decisiones que toma porque le convienen pero no porque le gusten, y la falta de sorpasso  al PP, en lugar de alentarlo a poner más ahínco en  ese objetivo, le ha dejado como desganado para la lucha.

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