Opinión

Esperanza

Esperanza Aguirre no deja indiferente a nadie. Provoca filias y fobias desmesuradas porque dice lo que piensa sin tener en cuenta si es políticamente correcto, si crea problemas en su partido o si molesta a colectivos a los que  generalmente más vale no molestar porque cuentan con expertos es destrozar biografías.

En los prolegómenos del famoso congreso de Valencia surgió de su entorno un movimiento para encumbrarla a la presidencia del partido.  Esperanza Aguirre ni lo alentó ni lo apaciguó,  sabiendo como sabía que en momentos de incertidumbre lo mejor es no hacer mudanza… y no abrir demasiado la boca. Si sale bien la cosa, perfecto; si no, nadie podrá acusarla de haber promovido una operación fallida.

No es bebe los vientos por Rajoy, era algo aceptado incluso por el expresidente, pero siempre estuvo a su disposición allá donde Mariano Rajoy la considerase necesaria. Ha hecho unas declaraciones en TVE que demuestran que sigue en forma a pesar de que ya no vive de la política, ha sufrido el coronavirus y encima no está el PP como para meterse en camisa de once varas. Casado, por cierto, debe su carrera a Esperanza Aguirre,  que lo lanzó al estrellato desde las juventudes madrileñas.

La exministra, expresidenta del Senado y expresidenta del  gobierno de Madrid ha dicho abiertamente que no es fan de Rajoy pero ha hecho un gran favor al expresidente desvelando lo que todo el mundo sabe sobre Villarejo excepto su grupo de incondicionales –policías, políticos y periodistas- que lo consideran  una figura ejemplar por desvelar grandes asuntos de corrupción. 

Aguirre ha explicado perfectamente cómo Villarejo buscó un encuentro con ella tras el  episodio en el que se escapó del policía que intentaba ponerle una multa cuando se detuvo en el carril bus de la Gran Vía para sacar dinero de un cajero.

Cuenta la ex de casi todo que acudió a la cita sabiendo que Villarejo iba a grabar  la conversación porque el entonces comisario utilizaba después sus grabaciones para hacer chantaje, y cómo Villarejo le alertó de que debía tener cuidado con el incidente de la Gran Vía porque  tanto Rajoy como Soraya Sáenz de Santamaría querían “darle un susto”.

Esperanza Aguirre, dice, “ni lo creí entonces ni lo creo ahora”. Postura que no coincide estrictamente con las confesiones que hacen privadamente algunos de sus amigos en el PP, que siguen echando la culpa a Mariano Rajoy y Sáenz de Santamaría de los males que sufre  el partido, del desaguisado con los independentistas catalanes, relacionan a Rajoy con Villarejo, se refieren abiertamente a la  corrupción de tiempos del expresidente Rajoy  y le acusan de no  haber sabido gestionar la moción de censura.

En estos tiempos en el que apenas se ven políticos que hablen con propiedad, tengan información, defiendan sus principios y sean leales a sí mismos, es poco frecuente que  alguien cuente sus verdades  sin pelos en la lengua. Aunque  esté retirada. O eso dice.

Te puede interesar