Opinión

Juicio independentista: el día J

Preparó su intervención concienzuda e inteligentemente, no hay duda que Oriol Junqueras es, de lejos, el mejor de los dirigentes del independentismo. No sorprende que todo el mundo en Cataluña, de todos los partidos y de todos los ámbitos sociales,  coincidan en que va a ser el próximo presidente de la Generalitat. Cosa distinta es que pueda tomar posesión del cargo, primero habrá que ver cómo termina el juicio y, después, si hay un gobierno dispuesto a indultarlo en caso de ser condenado. Esto último se complica con la posibilidad de que no sea Pedro Sánchez el presidente que tendría que decidir sobre un posible indulto…

En el Día J, día Junqueras, el ex vicepresidente estuvo a la altura de lo que se esperaba de él, era compareciente que provocaba más interés. Inteligente, repetimos, habló en castellano aunque le habían dado autorización para expresarse en catalán. Pero como él mismo dijo, en castellano llegaba a más gente y, además, “Amo a España y la lengua española”. Sin embargo, perdió puntos ante la opinión pública no independentista, y probablemente ante el tribunal, cuando declaró que era un preso político. Ha sido buena idea que el Tribunal Supremo ofrezca la transmisión en directo del juicio, es la mejor manera de que el mundo mundial –no solo España, importa mucho el mundo mundial- compruebe que la Justicia en España se imparte con plenas garantías para los acusados, y que compruebe de paso que independentistas enragés, como Torra y tantos otros, no se encuentran en prisión. Si lo está Junqueras  no es por su ideología, sino por algo más. Y es por ese algo más por lo que se le juzga.

Preparó con su abogado las preguntas y respuestas, porque se acogió a su derecho de no responder a las acusaciones. Hizo bien, porque hizo un paralelismo entre el  referéndum que  pretenden los independentistas y  las consultas  que en su momento hicieron Irlanda, Escocia, Noruega, Islandia o Canadá que no se tiene en pie; aquellas eran legales, mientras que en España no se reconoce que una región puede declararse independiente y organizar una referéndum de autodeterminación. Ahí está el delito. Lo expusieron de forma magnífica y clarificadora los dos fiscales, es la razón de que  Junqueras solo quisiera responder a su abogado. Sabía, o debía adivinar, que con  toda seguridad la primera pregunta de  los fiscales y la acusación particular habría sido si conoce la diferencia entre esos referéndum legales y el ilegal e inconstitucional que impulsaron en Cataluña los que hoy comparecen ante la Justicia.

Oriol Junqueras había diseñado milimétricamente su intervención, pero cualquiera que conozca  algo de leyes y qué recoge la Constitución advierte que el ex presidente de la Generalitat tiene difícil su defensa por inteligente que haya sido su alegato. Aunque serán los jueces los que pronuncien la última palabra. Como ocurre en cualquier país que respete el Estado de Derecho. España, sin ir más lejos.

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