Opinión

Niñatos

El presidente de gobierno tuvo una intervención impecable cuando convocó a los medios para dar cuenta de las resoluciones del consejo de ministros extraordinario. Austero en las formas, perfecto en el tono y acertado al dar las gracias a todos y cada uno de los colectivos que están dando lo mejor de sí mismos en estas horas críticas. Solo le faltó un gesto Pedro Sánchez: mandar a su vicepresidente segundo de vuelta a casa. 

Como se temía el propio Sánchez cuando confesaba su temor a un gobierno de coalición con Podemos, los dirigentes de ese partido han demostrado que no están a la altura de las circunstancias. De la misma manera que Pedro Sánchez no ha estado a la altura cuando no obligó a sus socios a portarse como gobernantes y no como niñatos. Niñatos caprichosos e irresponsables.

Caprichosos porque Iglesias hizo de la convocatoria de manifestación el 8-M una prioridad para salvar la cara de su pareja, a la que el consejo de ministros había echado abajo su ley porque no había por dónde cogerla. Sánchez tuvo que haber detenido esa locura –se sabía que iba a serlo- en vez de darle luz verde para no irritar a su vicepresidente. Pero el sábado, con Iglesias en cuarentana, tendría que haber impedido que acudiera a la reunión del consejo. Por las buenas, haciéndole una reflexión sobre lo que suponía romperla cuando se le estaban exigiendo tantos sacrificios a los españoles –por no mencionar que podría contaminar a sus compañeros de gobierno-, o por las malas, ordenándole que se fuera de La Moncloa. Sí, ordenándole, que para eso es su jefe.

No es el único ministro morado que ha demostrado que nunca ha debido sentarse en la mesa del Consejo. Cuando toda España seguía expectante la reunión del gobierno, invadida por los rumores, Alberto Garzón, titular de Consumo, escribió un tuit que no solo era alarmista porque confirmaba que había tensión en el gobierno sobre las medidas económicas a aplicar, sino que revelaba detalles de lo que se estaba hablando en la mesa, algo que un ministro debe guardarse de hacer, como jura o promete cuando toma posesión.

Los españoles están respondiendo de forma ejemplar al llamamiento de quedarse en casa para no contribuir a la expansión del coronavirus. Casado y Arrimadas están reaccionando también de forma ejemplar desde su papel de dirigentes de la oposición anunciando su disposición a colaborar en lo que les pida el gobierno en momentos tan críticos, ya llegará el momento de pedir responsabilidades. Vox tiene a sus dos líderes “tocados” por el virus, Abascal y Ortega Smith. Urkullu se queja y Torra amenaza con no aceptar que el gobierno central tome el mando en Sanidad, Educación y Seguridad. Pero lo preocupante, lo inaceptable, es que miembros del gobierno reaccionen como adolescentes maleducados cuando no se les incluye en el equipo coordinador o no se aceptan sin más sus propuestas económicas.

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