Opinión

Nueva vida de Dolores de Cospedal

Con solo dos meses en el cargo, y sin experiencia previa en Defensa, la ministra María Dolores de Cospedal ha tenido que pronunciar el discurso más importante  de quien ocupa ese puesto, el de la Pascua Militar. 

Le gusta lo que está haciendo y se nota. Se nota mucho. Ha ocurrido con otros  civiles cuando fueron nombrados ministros de Defensa. Descubrieron lo que hay dentro de los militares españoles, su formación, su sentido del honor y del patriotismo bien entendido,  su  dedicación y sus conocimientos tecnológicos y de la política internacional, el prestigio que han logrado fuera de nuestras fronteras,  la seriedad con que asumen la parte humanitaria de las misiones especiales, el respeto y el cumplimiento estricto de la disciplina como una regla básica de la convivencia. 

María Dolores de Cospedal no esperaba ser ministra de Defensa,  se rumoreaba que podría serlo de Interior, donde ya fue subsecretaria  cuando Rajoy fue ministro en tiempos de Aznar, o incluso que podía ir a Exteriores. Pero fue Defensa, y  en el acto más solemne  en el que participa el ministro o ministra de  Defensa se le notó sverdaderamente satisfecha de la responsabilidad que le ha tocado asumir.

Ha vuelto a estudiar, como en sus años de universidad. Informes sobre la milicia española, su historia,  sus mandos y las responsabilidades de cada uno; la organización del ministerio y de los diferentes acuartelamientos, misiones dentro y fuera de España,  el papel de España en la OTAN…  Muchas horas para aprender, como si tuviera que presentarse al examen más complicado. Pero  ha dedicado también mucho tiempo  a cambiar impresiones con los más destacados profesionales de la milicia, entre los que tendrá que elegir, a corto plazo, a quienes se ocupen de las Jefaturas del Estado Mayor de la Defensa y de los tres Ejércitos. Además de cargos tan relevantes como el Segenpol, el Secretario General de Política de la Defensa.  En apenas  ocho semanas ha visitado la mayoría de los países en los que hay militares españoles,  para conocer su trabajo. Ha querido hablar  con los oficiales y con los soldados, y uno de los asuntos que le ha llenado de más satisfacción ha sido poder anunciarles que cuenta con la luz verde de Montoro para incrementar el presupuesto del ministerio en unos dos mil millones de euros para el año que viene.

EL DERECHO A INFORMAR

Su brazo derecho en el ministerio es, institucionalmente, el secretario de Estado, pero en este caso además ocupa el cargo una persona con la que Cospedal mantiene un contacto muy fluido y sincero desde hace años, Agustín Conde, exalcalde de Toledo, exsenador y exdiputado, de larga trayectoria en el PP manchego y en el nacional. Conde tampoco contaba con experiencia en cuestiones militares, pero  al igual que  Cospedal se puso desde el primer momento a la tarea de aprender y cubrir sus carencias. Con  Agustín Conde, y con otros miembros de su gabinete, preparó Cospedal su discurso de la Pascua Militar hasta bien entrada la tarde del jueves. Cuidó cada palabra,  poniendo el acento en la necesidad de luchar con todos los medios posibles contra el terrorismo.

Cuidó cada palabra porque sabía que la polémica respecto al Yak, que ha vuelto a primer plano con el dictamen del Consejo de Estado que se ha hecho público estos días, iba a centrar la atención en su discurso.  La tragedia del Yak es de nuevo un revulsivo que pone en cuestión la actuación de su predecesor Federico Trillo,  además de una carga de profundidad que utiliza toda la oposición contra el PP y el propio Rajoy. Cospedal ha reaccionado con diligencia al pedir la comparecencia voluntaria ante la comisión de Defensa del Congreso, pero no ha podido evitar que se haya reabierto el debate respecto a las dos facciones que supuestamente luchan por el poder y la influencia en el partido y en el Gobierno. Facciones capitaneadas, según esas especulaciones, por Cospedal y por Soraya Sáenz de Santamaría, a la que algunos dirigentes del PP consideran “mano negra” que ha retenido el informe del Consejo de Estado hasta ahora, a pesar de que el dictamen tiene fecha de octubre, para provocar así un problema a Cospedal.  La ministra ha tratado de moverse con prudencia, y además de pedir la comparecencia parlamentaria,  no ha querido pronunciarse sobre el dictamen. Solo ha lanzado una señal a través de una entrevista publicada en el ABC el mismo día de la Pascua: al ser preguntada sobre el  Yak  respondió que “No hay que tener miedo a la información”. Que cada cual interprete esas palabras como quiera.

EL CNI, OBJETO DE DESEO
En lo que ha ganado la batalla Sáenz de Santamaría, si efectivamente hay batalla, es en lo relacionado con el CNI.  Desde que Rajoy es presidente el CNI depende de la vicepresidencia, de Sáenz de Santamaría, y era un clamor que Cospedal quería que los servicios de información volvieran a Defensa, pero Rajoy decidió mantenerlos en el área de la vicepresidencia. 
El general Félix Sanz Roldán, director del CNI, se ha entrevistado ya con Cospedal,  como era lógico, al igual que lo hacía con Morenés, pero los despachos cotidianos seguirán siendo con Sáenz de Santamaría.  Sin embargo,  con el papel tan relevante que tiene la lucha contra el terrorismo en el área de Defensa y de la Seguridad Nacional, sería impensable que la ministra quedara al margen de las investigaciones e informes del CNI.  Y no va a ocurrir; la comunicación seguirá siendo fluida entre los servicios de información y la ministra, sobre todo el momentos especialmente delicados.

La pregunta que se hace todo el mundo en el PP es si se mantendrá al frente de la secretaría general tras el congreso de febrero.  Llama  a diario al vicesecretario de organización Martínez Maíllo si no puede acudir a su despacho de Génova, y sigue al minuto el trabajo de las ponencias y de la organización del congreso. Pero nadie sabe si continuará o no. 
Cuando se le pregunta a Rajoy responde que Cospedal es capaz de asumir simultáneamente varias responsabilidades, pero no añade si entre esas responsabilidades futuras entra la secretaría general. Mientras se despeja la incógnita, su prioridad es el ministerio.

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