Opinión

Pelea entre instituciones

Nunca España había vivido una pelea entre instituciones como la que han provocado Pedro Sánchez y sus socios al intentar hacerse  con el control de esas instituciones; nunca había vivido España una confrontación tan visceral como la que mantienen el actual presidente y el líder de la oposición. Se visualizó una vez más en el debate que han mantenido este miércoles en el Senado. Tiraron con bala,  cuestionando los dos los principios democráticos de su adversario,

Es verdad que, como acusa Sánchez, el PP ha bloqueado la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, las negociaciones, muy envenenadas, se habían convertido en  tirar y aflojas entre Psoe y del PP que  conducen  a la misma conclusión: ni gobierno ni PP  ceden  ni un milímetro  en su  influencia, ni consienten que se produzcan  determinados nombramientos que uno y  otro consideran contaminantes para las decisiones  que se tomarán en el seno del CGPJ y del TC. El bloqueo no ha sido de un solo partido.

La pelea es tan intensa  que amenaza con traspasar fronteras.  La comisión europea hizo público un texto  que respaldaba la decisión del Tribunal Constitucional respecto a las leyes orgánicas que Sánchez y socios pretendían  meter de clavo a través de enmiendas, y recordaba que la aprobación de las leyes deben realizarse siguiendo los procedimientos que recogen las leyes y la Constitución. Ha salido Bolaños negando que la UE haya dado un toque de atención al gobierno, pero el ministro no tiene más que leer  ese para asumir que Bruselas no estaba a favor de las maniobras parlamentarias del  sanchismo. El ministro  sabe muy bien lo que ha hecho y ha dejado de hacer en las negociaciones con el PP, y  pierde  crédito cuando acusa al PP de  mentir y además arremete contra todos aquellos que  mienten. Que lo diga él, mano derecha de Pedro  Sánchez… 

En esa pelea que, como todas las peleas no trae nada bueno, el Senado no ha aceptado la resolución  que tomó el TC el pasado lunes,  pretende revocarla y el TC se ha visto obligado a convocar urgentemente a  sus miembros para echar abajo lo que pretende aprobar  el Senado.  Un disparate. Institucional, pero disparate esa insólita lucha entre instituciones. Es inquietante además  la imagen de España que se traslada  al exterior, donde deben estar con los ojos a cuadros. 

Inquietante sobre todo respecto a  Bruselas, pues de la UE dependen muchas decisiones  que afectan a la vida cotidiana de los españoles. Y más que van a afectar, porque  desde la capital europea se  pueden desbaratar los planes del gobierno para el nuevo año: reparto a discreción de toda clase de ayudas a los sectores sociales más perjudicados por la crisis y, simultáneamente, acusar al PP de no tener una política seria en el plano económico.

Los españoles no merecen políticos que entran a saco en la lucha por mandar en las instituciones de Estado.

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