Opinión

Pelea por la reforma laboral

Tiene mucho carácter y sobre todo es implacable en la defensa de sus convicciones, es capaz de dar vueltas a los problemas una y otra vez hasta que llega a acuerdos. 

Ella misma ha dicho en su primera visita a Bruselas como vicepresidenta que, antes de ese encuentro con el vicepresidente económico de la Comisión, Dombrovski, un hombre duro,  los dos equipos han mantenido más de setenta reuniones para intentar llegar a acuerdos sobre el Plan de Reformas que presenta el gobierno español en Bruselas la semana que viene, plan indispensable para recibir los Fondos Europeos de Recuperación. Tanto Dombrovski como Yolanda Díaz han coincidido en el diagnóstico, hay que entrar de lleno en cuestiones laborales, además de las fiscales y pensiones, porque España tiene un gravísimo problema de desempleo. Pero que coincidan en  el diagnóstico no significa que vayan a coincidir en las medidas que proponga el gobierno español para dar confianza a la Comisión y a los miembros de la UE para que den luz verde al proyecto español. Y sobre todo es necesario que coincidan en el calendario, tan importante como las propias medidas para garantizar así su cumplimiento.

En cualquier caso se acerca la fecha de entrega del proyecto de Recuperación que permitirá que lleguen los fondos europeos, indispensables para salir de la situación actual. Yolanda Díaz es una política que incluso los que no coinciden con sus planteamientos reconocen que es seria trabajando y que se deja la piel para tratar de llegar a acuerdos. En este caso tendrá que aplicarse también a fondo con las fuerzas sociales, sindicatos y empresarios, y así lo ha vuelto a señalar cuando le han preguntado por la reforma laboral, que al fin ha admitido que será reforma y no derogación como exigía Podemos. La vicepresidenta mantiene buena relación con los dos sindicatos mayoritarios y también con el presidente de la CEOE, hasta el punto de que algunos empresarios dicen que son tan buenas las relaciones con su presidente Antonio Garamendi, que cede algunas veces más de lo que desearía una clase empresarial que vive una situación negra con la pandemia y que tiembla ante las propuestas del gobierno para superar la crisis de empleo, sobre todo en lo relacionado con las condiciones de despido y las exigencias salariales.  

La vicepresidenta y ministra de Trabajo no tiene reto más importante que conseguir la confianza de la Comisión Europea y de los agentes sociales, y aunque es experta, cumplir ese reto no es fácil. Pero está obligada a  conseguirlo. Sin los fondos europeos España se hunde. Así que en algo habrá que ceder para que lleguen, aunque sean a lo largo de los próximos seis años, no a corto como se esperaba.  

Pintan bastos, y de Yolanda Díaz depende que esos bastos  sean más llevaderos aplicando fórmulas que apacigüen el temporal de pésimas cifras de empleo que nos aguardan.

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