Opinión

Se admiten apuestas

Ni fútbol ni hípica; en los últimos tiempos, en cuanto se reúne un puñado de españoles, las apuestas que se cruzan están relacionadas con la política: cuánto tiempo tardará Pablo Iglesias en marcharse o ser expulsado del Gobierno. 

Pero Pedro Sánchez es muy suyo, jamás admite que ha cometido un error, y aunque la coalición le causa problemas, le da una estabilidad que solo le podría dar Casado en el caso improbable, por no decir imposible, de que decidiera darle su apoyo. Por otra parte  Pablo Iglesia no deja al gobierno por propia iniciativa ocurra lo que ocurra. Solo se rompería la coalición si es Sánchez el que decide romper con Podemos y lo hace de forma tajante y sin vuelta atrás: por las buenas a Iglesias no se le echa ni con aguarrás.
Las apuestas por tanto parecerían ganadas por los que afirman que Sánchez agotará la legislatura y solo habría ruptura con Podemos poco antes del final. Sin embargo, las cosas han cambiado en los últimos días, y ahora mismo ya es difícil hacer pronósticos, porque Iglesias se encuentra con una serie de problemas por delante que podrían hacer saltar el Gobierno por los aires.

Los fondos europeos son indispensable para salir adelante,  pero llevan aparejadas unas condiciones que chocan con el acuerdo de coalición que suscribieron Sánchez e Iglesias

El primero, la ayuda europea. Esa ayuda que Sánchez presume que la ha gestionado personal y duramente con sus manitas pero que le vino dada por las negociaciones que sobre todo mantuvo Merkel con Rutte; una canciller a la que Sánchez debería poner en un altar en lugar de promover la escenita del autoaplauso.  Los fondos europeos son indispensables para salir adelante, pero llevan aparejadas unas condiciones que chocan con el acuerdo de coalición que suscribieron Sánchez e Iglesias. Aun así, es más probable el trágala de Iglesias que el gesto de dignidad hacia la puerta. Ser vice con mujer ministra obliga a pensarse mucho una despedida. Pero… con la Justicia ha topado el dirigente podemita.

Tiene varios expedientes abiertos, alguno de ellos mucho más grave que los que provocaron la expulsión de Maxim Huerta y de Carmen Montón del Gobierno. El vergonzoso caso Dina, donde ha aparecido la peor cara de Iglesias, pero además todo tipo de asuntos relacionados con la financiación de Podemos, gastos electorales, sobresueldos y mala praxis en la economía del partido. Con dineros llegados de Venezuela e Irán, sociedades interpuestas y alguna operación realizada a través de paraísos fiscales. Iglesias niega todo pero hay pruebas incuestionables, aunque hasta ahora Sánchez no se ha pronunciado porque no le conviene abrir ese melón.

No tendrá más remedio que hacerlo en algún momento, y puede ser muy cercano: en pocos días comparecerá ante el juez el ex responsable del gabinete jurídico de Podemos, José Manuel Calvente, que denunció irregularidades muy serias en Podemos y, como reacción, fue acusado de acosador sexual. A ver qué le cuenta al juez, pero si mantiene sus denuncias, a lo mejor Sánchez ya no puede mantenerse de brazos cruzados.
Se admiten apuestas.

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