Opinión

Susana tiene un plan

En plena tormenta jurídico-política sobre la corrupción del PP que pone en cuestión la credibilidad de Cifuentes y se pone el acento en que el juez Eloy Velasco deja los casos que tenía en mano, cosa que se sabía desde hacía más de un mes, siguen dando coletazos las primarias  socialistas.

En el debate a tres, Sánchez encontró un filón en el hecho de que Susana Díaz no hubiera presentado su proyecto; en varias ocasiones, al sentirse atacado, respondía con que esa falta de programa. Pues ya lo tiene, un programa, un proyecto, un plan. Sin embargo eso no significa que un proyecto le garantice el éxito o la lleve a perder las primarias.

Que no se engañe nadie:  los programas políticos apenas los leen más que los analistas y los periodistas obligados a informar sobre ellos. Lo que importa en las primarias socialistas, como ocurre en el resto de elecciones, es el candidato o candidata, su capacidad de ilusionar,  el entusiasmo que transmita, que sepa decir lo que los militantes quieren escuchar, y la fuerza de su punch para dejar fuera de juego a sus adversarios. 

Díaz ha dado una satisfacción a la militancia joven al ofrecer ayudas para estudios y formación, pero en cambio recorta la capacidad de decisión que promete Sánchez, así que tablas. Lo que ocurra el próximo domingo tendrá poco que ver con lo que prometan uno, otro y otra, y más con su poder de convicción, su calidez personal y su empuje político.

El último tramo de la campaña se ha enredado para los tres candidatos con el lío de la corrupción que sufre el PP desde hace meses,  que protagoniza toda la vida pública. Pero al menos Rajoy sigue las peripecias de las primarias socialistas con interés máximo y cruzando los dedos para que no las gane Sánchez. No porque tenga más empeño en poner permanentemente en primer plano la corrupción del PP, el presidente está convencido de que con el tiempo se demostrará que se ha trabajado a fondo para desterrarla y que muchas de los hechos delictivos que hoy se presentan quedarán en nada. Pero le preocupa que la animadversión personal de Sánchez contra el PP en general y Rajoy en particular, provoque un bloqueo institucional si se hace con el liderazgo de la oposición. 

Con Susana Diaz y Patxi López se puede hablar incluso desde la más absoluta discrepancia, pero no con Sánchez, como se demostró en fechas recientes. De ahí que Rajoy esté tan pendiente de las primarias socialistas.

El resultado es imprevisible y marcará el futuro inmediato del país. Por eso inquieta más a Rajoy que las reprobaciones, las tensiones entre fiscales o que se haya asentado la idea de que el PP ampara la corrupción. Todo eso se puede aclarar a corto plazo, pero que el PSOE elija a su nuevo secretario general son palabras mayores.

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