Opinión

Tormenta en el Partido Popular

No hay una sola insinuación entre los miembros más destacados del PP de que es necesario relevar a Pablo Casado de la presidencia del partido. Mucho menos es una exigencia para garantizar la buena marcha del partido. Cosa distinta es la confesión, exigencia o como quieran llamarlo, de que es necesario hacer cambios en el equipo del presidente. Con Teodoro García Egea como centro de todas las críticas. 

Esta periodista no ha escuchado ni una palabra en defensa del secretario general del PP, ni una. Todo lo contrario, le hacen responsable de los males que aquejan al partido, que son muchos, y de los que quedan por llegar si Teo, como le llama todo el mundo, continúa en el cargo. Le reconocen un único mérito: fue quien negoció, junto con Javier Maroto, los acuerdos con Ciudadanos y Vox que permitieron al PP gobernar en un buen número de gobiernos regionales y municipales. Pero desde entonces,  dicen unos y otros, lo único que ha hecho es desbaratar el PP, y Pablo –Pablo es solo uno, Casado, pero la mayoría se refiere a él llamándole presidente- parece abducido por su secretario general.

En el PP se vivió una tormenta la noche del 14- F. Ni en sus peores momentos barajaron 3 escaños en el parlamento catalán, creían que tendrían 7 u 8, y algunos incluso pensaron que podrían alcanzar los 10. Pero esa tormenta fue también tsunami, huracán y tornado, todo junto, la mañana del martes, cuando Pablo Casado anunció lo que solo sabían Teodoro García Egea e Isabel García Ayuso: que el partido abandonaba la sede del PP porque, según explicó el presidente, había albergado una corrupción de la que el PP actual, el PP renovado, quería marcar distancias de forma definitiva. Como solo estaban al tanto de su decisión Egea y Ayuso, nadie le había advertido a Casado que solo podía anunciarla si previamente tenía la aceptación de la Junta Directiva Nacional. Un pequeño detalle que se le escapó al presidente. O lo había olvidado, o no conocía.

EL ANTES Y EL AHORA

En la reunión de la directiva, los barones más importantes, excepto Ayuso, tras el anuncio reaccionaron con un sonoro silencio. Ayuso expresó su lealtad inquebrantable a Pablo Casado. Los otros, los pocos que hablaron con periodistas, también se muestran leales al presidente, pero reconocen que es un error el abandono de Génova 13. Porque con ese anuncio se asume que la corrupción ha sido una seña de identidad del PP, lo que da munición a Pedro Sánchez para hacer oposición al líder de la oposición. 

Respecto a la insistencia de Casado y Egea en declarar que en la dirección actual no hay nadie de la época anterior, más les vale no seguir en esa línea. Porque hay, claro que hay. Empezando por el propio Pablo Casado y siguiendo por Ana Pastor, Elvira Rodríguez, Javier Maroto y el tesorero Sebastián González. Como decía un miembro destacado del PP  “ Se debe tener cuidado cuando se  hacen declaraciones tan categóricas”. Por no mencionar, añadía, que Casado ganó las primarias gracias a un pacto con Cospedal, porque fue Soraya quien ganó la primera vuelta. Y María Dolores de Cospedal es una de las personas que investiga la policía judicial que trabaja en todo lo relacionado con Luis Bárcenas. 

Casado no ha salido bien parado del reto catalán, y eso que se volcó en la campaña. Una vez conocido el pésimo resultado del pasado domingo, Casado y Egea han puesto el acento en que lo que importa son las generales y que las elecciones en Cataluña no asemejan a ninguna otra por sus especiales características, las exigencias independentistas y cómo afectan esas exigencias al gobierno central y al resto de España. 

Sin embargo esa reflexión de que para el PP no eran tan relevantes esas elecciones catalanas se viene abajo al recordar que Casado se implicó a fondo en la campaña –con alguna importante metedura de pata que incomodó a sus votantes- y que además dio instrucciones de que la dirección se trasladará a Cataluña los últimos días para sumarse a la campaña y pedir el voto para el PP. Y allí estuvieron todos, al completo.

El próximo reto del binomio Casado-Egea es, en primer lugar, tomar una decisión sobre la sede. Una vez que la directiva nacional apruebe el traslado, si lo aprueba, llega el momento de los números y ver si es mejor vender o alquilar. Segundo, en pocas semanas se celebran los congresos provinciales del partido, y ahí esperan los barones a García Egea. Es quien se ha empeñado en cambiar a los responsables provinciales para colocar a personas de su cuerda… y a continuación empezar a mover la silla a los presidentes regionales.

CÓMO SE PLANTEA EL FUTURO

Feijóo ha advertido que no va a admitir que Egea meta la mano en Galicia, y como es el barón indiscutible, que además gobierna con mayoría absoluta, en principio nadie va a tocar a ninguno de los dirigentes gallegos. Mañueco ya ha puesto el grito en el cielo porque Egea pretende deshacerse de presidentes provinciales que son referentes del PP en su circunscripción, y la batalla entre el presidente regional castellano leonés, y el secretario general del PP va a ser a muerte. Otros presidentes, entre ellos Juanma Moreno, ya han advertido a Génova –porque a la dirección nacional de momento se la llama Génova- que si Egea no negocia con ellos los cambios, se puede encontrar con que no le va a ser fácil convocar los congresos.   Es decir, los presidentes regionales  son leales a Casado y quieren seguir siéndolo, pero el silencio con que recibieron el anuncio del cambio de sede durante el discurso de Casado ante la dirección nacional,  ya apuntaba que no iban a resignarse a aceptar todo lo que llegara de Egea por la simple razón de que ocupa la secretaría general. 

Hablaron la mayoría de los barones entre sí después de la reunión, y estos últimos días telefónicamente. Y es unánime la crítica hacia cómo se toman las decisiones en la sede nacional. En contra de lo que  han dicho distintos miembros de la dirección, las elecciones de Cataluña sí eran importantes para el partido, por lo que es preocupante el catastrófico resultado.Más todavía teniendo en cuenta que es también unánime el comentario de que Alejandro Fernández era un buen candidato. El resultado lo achacan por tanto a la pésima campaña, incluido el desembarco masivo de la dirección nacional, como a la falta de estrategia de comunicación, que es queja habitual desde que Casado preside el partido.

¿Qué va a ocurrir ahora? Los rumores se disparan, algunos pintorescos –así lo defina una persona del círculo más próximo a Casado- como la supuesta iniciativa de Casado de fusionar el PP y Ciudadanos, idea en la que Rivera jugaría un papel importante. Esa persona cercana a Casado afirma que el presidente del PP mantiene buenas relaciones con Arrimadas y con Rivera, pero el nombre de Rivera solo se menciona en los despachos de la séptima planta –la importante de Génova- porque asesora al PP en cuestiones legales, ya que desde que dejó la política trabaja en un bufete de abogados.

Otro rumor apunta a que Feijóo prepara su desembarco en Génova. No parece que esa sea la intención del presidente gallego, aunque desde que decidió no presentar su candidatura a la presidencia sigue recibiendo “recaditos” de personas que le presionan para que dé el salto. Feijóo gana puntos día a día, más aun desde que revalidó la mayoría absoluta, pero está volcado en Galicia y en la lucha contra la pandemia. Cómo se plantea su futuro, solo él lo sabe; o quizá no lo sabe, actuará en función de cómo se desarrollen las cosas. 

Ahora mismo, lo que más importa a los dirigentes nacionales y regionales del PP, lo que más les preocupa, es cómo potenciar el PP. Y eso no se soluciona renunciando a la simbólica sede, convocando una convención en otoño o cambiando dirigentes provinciales. 

La solución pasa, y es comentario que se escucha permanentemente, por conseguir que Casado comprenda que si no hace cambios en su equipo actual, el PP no ganará las elecciones generales.

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