Opinión

AVE ciudad de las Burgas

El invierno llega en tiempo y hora. Al AVE a Orense le preceden años de planificación, obras e inversión de miles de millones de euros; pero el retraso histórico no es carga que le impidiese cumplir el horario y entrar de morro en la Ciudad de las Burgas. El Talgo112 reta al número famoso de servicio de emergencia y en su viaje inaugural situó al rey Felipe VI en la historia de esta capital gallega, en la de Galicia y en la de España. No importaban tanto los acompañantes, por muy representativos que fuesen. Los grandes recibimientos son siempre reales y hasta las gaitas temperaron con el don del regalo.

El AVE entra en la estación como lluvia mansa con figura que bendice, con desliz armónico y luciéndose. Sólo cuando pasa otro los sentidos se ponen en alerta ante el combatiente que circula. Lejos quedan los guerreros caballos del Imperio Romano y primordiales hasta finales del XIX. El AVE es la apuesta de prestigio y como marcador social del estatus de su propietario. Tiene ese aire de soldado de hoy próximo a un robocar, a un transformers, a un power ranger o a un megazord. No muestra su rugido bajo el cielo y es en los túneles donde queda registrada la fuerza de su aliento, de su prontitud y el poderío mecánico. A cielo descubierto uno interioriza la continuidad de la quietud del trayecto. Saber que circulamos en ancho internacional nos pone en el mundo dejando atrás los seis pies castellanos de la primera ley del ferrocarril de 1668. Los pioneros del ferrocarril fueron los ingleses pero hoy nos miran desde abajo conocedores de que España, después de China, es el segundo país del mundo en kilómetros de alta velocidad.

El caballo, la bicicleta, el coche, el tren… Ourense se convierte en el centro de otra forma de viajar en Galicia. El primer gran guerrero fue el caballo y quedaron nombres propios como Bucéfalo, Rocinante, Marengo, Babieca Incitato y Lazlos que contribuyeron a la inmortalidad. El AVE inaugural del pasado lunes debería llamarse Ciudad de las Burgas por ser Ourense articulador del moverse futurista. Pusieron palabras la ministra de Transportes, el presidente de la Xunta y el presidente del Gobierno de España. El gran esperado fue centro de foto.

- Majestad todos esperando que hablase.

Sus ojos se redondearon marcando el azulado-gris que les caracteriza, bajó la cabeza, y mirándome a los ojos dijo: -“En ninguna de las inauguraciones suelo hablar. Nunca digo nada. Así lo he decidido”.

Sus hombros se encogieron y me quedó la duda de qué haría si se le hubiese pedido “Que hable, que hable”. Otros se preguntaban cómo quedaría el vestido blanco de Marilyn Monroe en la película “La tentación vive arriba” al paso del AVE a 330 km por hora con los maquinistas Carlos Lozoya Barajas y Félix Fragua Grande destino Ourense.

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