Opinión

Cela en La Alcarria

La literatura viajera de Cela cotiza al alza. “Viaje a La Alcarria”, la obra de la que dijo sentirse especialmente orgulloso por ser la más espontánea, resuena  en la estrenada temporada. Desde el sábado es primavera en esta comarca de Guadalajara con la inauguración del Centro de Literatura y Arte (CeLA) en Almonacid de Zorita, que da el pistoletazo de salida a  la tercera caminata del Nobel por estas tierras de Castilla La Mancha. 

Su primera salida, en 1947, contó con anonimato, alpargata y mochila y todo desapareció en la segunda andanza cuando en 1985, con choferesa negra, sí muy negra; pero doctora en Ciencias Físicas,  y subidos a un Rolls Royce gritaron al mundo el título del libro de viajes “Nuevo viaje a La Alcarria”. Ahora su hijo Camilo José Cela Conde pone en valor la meta de llegar a Almonacid de Zorita, lugar que menciona su padre como final de etapa  y donde estuvo de boticario el poeta León Felipe. 

La Fundación Charo Conde y CJC es la fuerza de Cela hijo  y con su impulso acaba de inaugurar Centro de Encuentro Literatura y Arte (CeLA) uno de los proyectos pendientes y que va a ser el trampolín para exposiciones itinerantes. En este antiguo molino de aceite se presenta el sentir de los artistas más importantes del siglo veinte hacia el  literato gallego. Se trata de una almazara que luce hoy con los colores de aquellos que profesaron amistad al Nobel. Toda aquella camaradería se revive en cuadros y páginas y, por otro lado, se alberga el olor de la Alcarria con denominación de origen para amigos como Francisco  García Marquina hoy entendido en la obra de Cela y que fue su vecino cuando residía en Guadalajara; o el monfortino Evaristo Lemos, con más de mil quinientos libros del nobel y doscientos de ellos dedicados.

Este tercer trayecto a La Alcarria lleva en la mochila la revista mensual “Papeles de Son Armadáns” que el escritor de Íria dirigió y editó en Mallorca entre 1956 y 1979. En el Centro de Encuentro Literatura y Arte (CeLA), los artistas homenajean al escritor con pinturas firmadas por Picasso, Viola, Rafael Alberti, Miró y Rafael Zabaleta, su preferido. El Centro inaugurado levanta bandera para recuperar la memoria de esta revista, de su autor y de “Viaje a La Alcarria”, libro de andar y ver como lo llamó.  En él hay pueblos con resonancias del más puro castellano, campanarios, cielos, gallinas, tartamudos y diálogos sabios. El viaje termina con la misma sencillez con que entra en el crepúsculo cualquiera de esos pueblos, con naturalidad y como si el lector hubiera estado allí.

Las recomendaciones para este itinerario hablan del secreto de etapas ni cortas ni largas. En palabras del mismo Cela: “Una legua y una hora de descanso, otra legua y otra hora de descanso y así hasta el final. Veinte o veinticinco kilómetros al día ya es una buena marcha. Es pasarse las mañanas en el camino¨. 

Y no es el Camino de Santiago, señoras y señores, es el Viaje a La Alcarria.

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