Opinión

Cuestión de Sol

La España de la tierra, el sudor, el esfuerzo y el anonimato ha brotado en la alfombra roja del festival electoral. "La revuelta de la España vaciada" grita su existencia a golpe de reivindicación y compromiso con el medio rural. Soria, Cuenca y Teruel lideran la zona más despoblada de la Europa del Sur al lado de 22 provincias del interior de España. Las demandas sociales claman inversiones que palien las malas políticas; mientras los ancianos añoran niños y los niños más niños. Eso ocurre al tiempo que las excursiones domingueras se repiten al campo igual que en la novela “El Jarama”, de Rafael Sánchez Ferlosio, fallecido este lunes y vivo para siempre. 

Los señoritos de la política se escapan del tedio del mundanal ruido de la ciudad y meten el universo pastoril de balcón de lucimiento: Pablo Casado patea explotaciones ganaderas con cien medidas para luchar contra el reto demográfico, con bonificaciones fiscales al mundo rural y con el plan para la mujer emprendedora. Albert Rivera se autopropulsa subido a un tractor y habla de la bajada del sesenta por ciento en el IRPF. Pedro Sánchez quiere combatir el despoblamiento al reforzar los cuarteles militares. Todos nos traen a la memoria "El disputado voto del señor Cayo", película de Antonio Giménez-Rico basada en la novela del ruralista Miguel Delibes. En estas fechas esta cinta retoma estreno político como manual de práctica previa a resultados de comicios.

A la campaña electoral y sus puestas en escena se ha unido el debate anual sobre la hora. Más allá del comentario en el ascensor el cambio horario pone a Galicia en estante de zona peculiar y España deberá confirmar su apuesta como país en abril del próximo año para que la medida llegue en 2021 aprobada por la Eurocámara. El dilema es mantener el plan de invierno o decantarse por el horario programado de verano, como está inclinada España justificando ser país de turismo y playa. No es punto de programa electoral y Finlandia, Holanda, Dinamarca y República Checa son partidarias del indicador de invierno mientras Grecia y Chipre gustan del cambio dos veces al año.

Son pocas las decisiones en las que mandan los componentes naturales y el ser humano no puede modificar las condiciones porque el sol sale y se oculta cuando le toca y mientras unos le rinden adoración otros se sumergen en las ondas profundas del sueño. Estas alteraciones horarias bianuales ponen más que nunca en evidencia que la Ciencia altera los comportamientos humanos si la aplicamos en línea contraria a los efectos inherentes. Portugal, Reino Unido y las Islas Canarias abogan por seguir una hora inferior a sus compañeros.

Nunca el astro rey marcó tanta diferencia y no sirven protectores solares. Somos distintos, nacemos donde estaba nuestra madre y el sol no calienta igual para todos.

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