Opinión

Fraga después de Fraga

La sombra de Manuel Fraga es chinesca en el séptimo aniversario de su muerte, y lo es por  representar la cultura tradicional que permanece aún viva. De la luz de los candiles  y antorchas que le tocó encender  en el Partido Conservador de España a la pincelada recordatoria en la Convención Nacional del Partido Popular, que ha tenido lugar este fin de semana en Madrid. Aniversario unido al trigésimo de la fundación del PP a través de la unión Alianza Popular, el Partido Liberal y el Partido Demócrata Popular. Twitter ha contribuido a la memoria de quien dedicó 60 años  a la política activa. Un ejemplar, claramente en extinción; aunque,  si por antigüedad  medimos,  muchos son los que hacen escuela en los partidos sin haber, cuando menos,  gestionado la presidencia de una Comunidad de vecinos. Actividad y carisma  de quien pregonaba que la política es el arte de hacer posible lo necesario. 

Se habla siempre del  Fraga  figura  en la Transición y en la Democracia; el “tory” español con soluciones prácticas de los problemas del momento; pero flaquea el recuerdo a la dimensión  como intelectual y profesor. Una óptica que la Fundación Humanismo y Democracia ha querido elegir para poner en valor  su pensamiento político-social a través de una recopilación de artículos escritos por el insigne lucense-villalbés y publicados en el diario ABC entre 1975 y 1994.

Son tres las miradas en esta publicación; el Fraga político, el espectador y el profesor. Todo para fondear en reflexiones  que siguen siendo actuales: “Reforma y negociación son la clave… el planteamiento serio, seguro y sin trampa para el pueblo español” o cuando habla de la fragilidad del Orden Internacional y del número de conflictos serios, dominados por la irracionalidad y la incapacidad resolutiva de las instituciones internacionales.

En 1982 escribe sobre Cataluña asegurando que no es momento de nuevos bandazos sino de pactos prudentes y duraderos. “Es el momento -dice- de hacer buena la frase de Cambó ‘Dar a Cataluña  la libertad y a España la grandeza’; aceptando sin reservas la realidad catalana, la unidad de España y la igualdad y solidaridad de todos los españoles en la tarea común”. Se trata de ideas permanentes para una actualidad mudable en la política y la sociedad española.

Estas columnas periodísticas resultan coetáneas  por los principios perdurables que muchas veces  nos ayudan a entender el pasado; pero también a dar forma al mañana. Fraga nos incita a mirarle como articulista,  como  pensador  y  atinado analista.  En esta escritura reposada encontramos su mejor libro, lejos de las prisas de cualquiera de sus obras.

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