Opinión

Inteligencia artificial y robótica

Sabido es que estamos en tiempos de avances rápidos y poco duraderos en el tiempo. En los próximos veinte años vamos a ver tales transformaciones que ni sumando lo logrado en el pasado se superará este progreso. La condición humana se hace cada vez más obsoleta y el futuro de las tecnologías convierte el momento que vivimos en el más apasionante de los últimos dos milenios. Se calcula que 2045 será el año en el que llegue la singularidad tecnológica y dé la oportunidad a que la inteligencia artificial alcance a la de los hombres. La singularidad y la excelencia están cerca, y no son premoniciones ni cine de ciencia ficción.

Cada anuario es un paso más en el camino de búsqueda de la personalidad en las computadoras porque cada temporada duplican la capacidad al tiempo que reducen el coste. Se baraja que entre 2029 y 2045 tendremos procesadores con más inteligencia o igual que los humanos. Ese será, por tanto, el fin de la edad terrenal. Conviene tener en cuenta que nosotros, tal como somos, no representamos el fin de la evolución y ese proceso lleva a seguir trabajando en descubrir; pero ya no seremos capaces de concebir nada a menos que nos unamos al entendimiento artificial. En treinta años se dispondrá de aparatos más poderosos que nuestro cerebro, sabremos de qué nos vamos a morir por la medicina preventiva del genoma; miraremos atrás para diseñar el grupo de cromosomas de nuestros descendientes y lo podremos hacer en minutos por muy poco dinero.

Los humanos piensan linealmente no exponencialmente, que aplica crecimiento cada vez más rápido en el tiempo, y la tecnología avanza exponencialmente a la realidad. Ser proactivo es usar la tecnología y ella va a permitirnos curar el envejecimiento, gracias al cáncer que descubrió que hay células que no envejecen. Con la inteligencia artificial curar la muerte se unirá a la salvación de todas las enfermedades. Cabrá la posibilidad de empezar a plantearse si alguien no se quiere morir, de hecho ya existe una paciente cero en tratamiento.

Mientras utilizamos las redes existen programas interactuando con las personas y ese es el inicio de la inteligencia artificial que va aprendiendo sola, retroalimentándose de nuestras decisiones, gustos, reacciones e informaciones. Sí, en veinte años la cognotecnología mostrará una inteligencia superior a la humana y nos comunicaremos telepáticamente de cerebro a cerebro por banda ancha, es decir, no vamos  a hablar. Ni siquiera quedarán sonidos onomatopéyicos como “aha”, “guau”, “ok”, o “guay”. Los robots tendrán sentimientos en tiempos venideros, de hecho en Corea se debatió  darles derechos humanos. Es para asustarse en este lado del planeta; pero si hubiésemos nacido o viviésemos en Japón o Corea miraríamos a los robots como buenos. En Tokio en 2020 se celebrará la primera Olimpiada de androides, allí se creen con naturalidad que llegaremos a no tener parapléjicos y  que veremos la muerte de la muerte.

Informados de todo esto no necesitamos que venga nadie de otro planeta porque  otra vida está aquí, es  nuestra propia evolución sirviéndonos de la inteligencia artificial.

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