Opinión

Tiempo de bofetadas

Entre actores anda la realidad y seguramente sólo ellos la conocen. La que iba a ser una normal 94 edición de los premios Oscar está en boca de todos por una bofetada. Un manotazo con la palma de la mano abierta, con ritmo de jazz y swing golfista a giro de cintura. 

Una de las estrellas mejor pagadas de Hollywood y con más sentido del humor vino a decirnos: “Soy Leyenda” y mago “Aladín” sacando a relucir su faceta más traviesa como demuestran muchos de sus montajes en las redes. “El Príncipe de Bel-Air” puso la mano, el movimiento y el orgullo de defender a su dama al más puro estilo ¨Hancock¨. El presentador Chris Rock, diez centímetros por debajo del metro 88 de Will Smith le facilitó la hazaña y a él habrá que hacerle otro Oscar por mantener las manos cruzadas y la entereza en sus intervenciones posteriores. Ante tal magnanimidad sólo le faltó poner la otra mejilla y dar alcance universal de amor al embestidor. 

Desde antes del pequeño organismo que nos dio la bofetada marca covid-19 vivimos en duda con la realidad que nos toca, aunque la bofetada sea diaria. Nos llega ahora un plan calificado de respuesta a la guerra con rebajas que no hacen descender el gasto público y sí se recauda más. Siguen dominando los políticos en los consejos de administración mientras el Gobierno incluye en este plan la extensión hasta el 30 de junio del mecanismo para reducir el exceso de los beneficios de las eléctricas causado por el elevado precio del gas en los mercados internacionales. No hay referencias al IVA, se pide que ahorremos y que la autonomía energética pase por el despliegue de energías renovables y eficiencia energética. No sabemos ni conocemos las cuentas públicas, ni se explica por qué en otros países han tomado las medidas adecuadas en tiempo, con decisión y acierto. A la gente del campo se le han deteriorado sus condiciones de trabajo sin que los diversos ministros hayan sabido dar con una acción coordinada y eficaz. 

Todo ello no son consecuencias de la guerra, ni tampoco la acción de los transportistas. Dar un nombre diferente a la realidad es querer taparla. El Gobierno conservador polaco hace dos meses eliminó el IVA del gas, los fertilizantes y los alimentos y redujo el de los combustibles y el de la electricidad del 23% al 5%. Medidas de choque que hace tiempo que  España hubiese necesitado al incremento de los precios que pone ahora a todos, consumidores, autónomos y empresas en el escenario de la bofetada. 

La crisis financiera de 2008, la pandemia y como remate la invasión de Ucrania por Rusia nos ha colocado en una situación de emergencia nacional que se refleja en estos días en las protestas multitudinarias que nos abocan a la penuria de muchas familias, el colapso de las cuentas públicas y el caos generalizado. Esto supera en mucho la bofetada de Will Smith al amigo de su esposa. 

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