Opinión

Tiempo de milagros

Del Jueves Santo al Lunes de Pascua la historia habla de la fiesta más importante del cristianismo. Desde hace tiempo, muy a pesar de la Iglesia, estos días han terminado tomando forma como las vacaciones de primavera de los españoles. Mucho ocio obligado ha ocupado nuestras vidas en el último año y estamos de travesía en el desierto con salvadores por todas partes, que nada tienen que ver con la religión y la entrega al bien del pueblo. Hasta el Canal de Suez ha tomado papel, como actor principal, obstruyendo la navegación en el Mar Rojo, con un carguero de más de 20 mil contenedores. Suenan a mensajes para tiempos complicados porque llegan con similitudes que hacen mella en estas fechas de procesiones que tienen la función de acercarnos al misterio de la fe. Los desfiles militares, tan habituales en la antigüedad, se han ido tiñendo bajo un barniz piadoso y, un año más, dejan de marcar el paso al ritmo de imágenes en andas sobre la vida de Cristo, la última cena, la pasión, la muerte, la resurrección y la ascensión a los cielos.

El Canal de Suez ha sido vital para Europa pero también indispensable indicador como monumento religioso. Su construcción modificó la topografía de toda la región y afectó tanto a la historia como a la Declaración de los Derechos Humanos. Ahí está el lugar de la memoria de Israel, el milagro del Mar Rojo con Moisés abriendo las aguas para alcanzar la libertad. Es el lugar por el que pasaron los israelitas camino de Palestina, la tierra prometida, dejando la esclavitud en Egipto. Esta historia, de más de tres mil años, está recogida en el libro del Éxodo, que mantiene viva la memoria del pueblo hebreo con el relato fundacional de su unidad étnica, haciendo de ellos un grupo libre, con identidad nacional propia y provista de ley. Israel tiene una población de 9,25 millones de personas, de las cuales 5,1 millones han recibido al menos la primera dosis de la vacuna y 4,2 millones ambas dosis. El 90 % de los mayores de cincuenta años han recibido al menos una dosis de la vacuna o han contraído y se han recuperado de la covid-19.

La estrategia para lograrlo se ha basado en hacer la inscripción para la vacunación lo más simple posible, establecer canales de comunicación científicos para profesionales sanitarios y el público en general para que pudiesen expresar sus inquietudes y olvidarse de los comentarios en internet en contra de la vacuna.

Una vez más Israel nos marca el camino con indicadores para esta Semana Santa que recuerdan que una cosa es predicar y otra dar trigo, que hay vacío de ideas y que la vanidad es de vanidades y que todo es vanidad en el mundo.

Algunos políticos quieren ser profetas en su tierra dejando de lado al Gobierno español como espectáculo de una Europa a la cola mundial en la vacunación contra el coronavirus, incapaz de haber intentado seriamente producir sus vacunas frente a Gran Bretaña, EEUU, Rusia o China. Europa está en decadencia y el déficit público es sólo una muestra. 

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