Opinión

Allá donde el Miño se llama... Huinca Loo (Cristiano Muerto)

Hace tiempo que descubrí la existencia de“otro Orense”. Al otro lado del charco, a la orilla de una playa, en un territorio de llanuras infinitas, con una historia en la que a medida que profundizo me siento cada vez más atraído.

El 8 de diciembre de 1913 culminan años de trabajo y esfuerzos para una colectividad que había decidido instalarse en unas fértiles llanuras próximas al gran Atlántico; unos nativos, otros inmigrantes, daba igual, deseos de progreso en buena convivencia eran su único objetivo. Fue una sencilla fiesta, celebrada en el hotel Puchulu” de la ciudad de Tres Arroyos antes de la cual se habían “rematado” los solares y quintas que habían de conformar el pueblo.

Pero la historia no comenzaba realmente ahí, si no que al menos tendríamos que remontarnos al entorno de mediados del siglo XIX, época en que el gobierno argentino decide fomentar el desarrollo de gran parte de su territorio y para ello instala fortines militares en puntos alejados de la capital. Es a partir de ese momento cuando aparece en escena un ourensano que dejó su impronta en aquellas tierras.

Ramón Santamarina, desde que arribó a la Argentina en 1843, demostró que no se dejaría amedrentar por ninguna dificultad, ni los bandoleros ni los pumas en sus comienzos como carretero; ni siquiera el trágico episodio de la matanza del Tandil como estanciero (1872) consiguieron frenar su espíritu emprendedor.

Los militares fueron los primeros en darse cuenta del carácter del ourensano y al poco tiempo le confiaron el abastecimiento de esos puestos avanzados. En algún lugar he leído que llegó a organizar expediciones con más de 30 carretas (lo habitual eran cuatro), lo que tenía que ser un espectáculo, máxime cuando la clientela estaba expectante y necesitada de los productos que el portaba. 

Al mismo tiempo que comenzaba a forjar su fortuna con los transportes, su espíritu emprendedor y su excelente visión financiera, le hicieron decidirse a invertir en terrenos de aquellas inhóspitas tierras. Las estancias “La Mercedes” y “San Alberto” fueron fuente de beneficio para él, pero al mismo tiempo facilitaron el desarrollo de toda la comarca, con la instalación de nuevos trabajadores. 

Durante un tiempo, la amplitud y soledad de aquel vasto territorio eran los peores adversarios de los colonos, la escasa vigilancia militar hacia lo que podía, pero eran los propios vecinos quienes tuvieron que demostrar su valor, en ocasiones a cambio de su vida. 

Con la marcha de los militares de la zona que ya se consideraba aceptablemente pacificada, queda disponible la edificación del viejo fortín y en ella Ramón Santamarina decide abrir a finales del XIX “Cristiano muerto” (en la mayoría de los relatos afortunadamente aparece solamente como Cristiano), se trataba de un almacén que abastecía de cualquier producto a los estancieros y trabajadores que decidieron probar fortuna en estas tierras inhóspitas. Farmacia, restaurante, panadería, ferretería, boutique, licorería, lechería, no había producto que no se encontrara en aquellos estantes; “vicios” le llamaban a aquellos productos de primera necesidad, al final va a resultar que los vicios en Argentina son buenos. 

Ya con ciertas comodidades y con los cultivos y ganados medrando, llegamos al año 1910 en el que se recibe con gran alegría la llegada del tren a la comunidad. En este momento los residentes en la zona reconociendo los esfuerzos de Ramón Santamarina para con la comunidad deciden dar el nombre de Orense a la estación de Ferrocarril.

El tren en solo tres años consiguió mejorar en gran manera las condiciones de vida de toda la zona, llevando así a los moradores, y dado su continuo aumento, a fundar un pueblo.

Nació así en aquel lejano 1913, el pueblo de Orense. De nuevo, los habitantes quisieron honrar al ourensano que había apostado por aquellas tierras y había facilitado su desarrollo. Dándole el nombre de la tierra que lo había visto nacer.

Es una historia de la que aún queda mucho por contar; aunque ya existen varias publicaciones que hablan de la interesante biografía de este ourensano (padre de Angelita Varela, marquesa de Atalaya Bermeja y fundadora del Colegio Santo Ángel en el barrio de O Couto) y de cómo nació el otro Orense en Argentina.

*Algunas fuentes consultadas consideran que el día de nacimiento del pueblo es el 9 de Noviembre y otras el 8 de diciembre.

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