Opinión

Los cines ourensanos (camino al sonoro)

En el artículo que hacía el número dos de esta serie dedicada al cine nos quedamos en 1926 con los primeros pasos de un poco conocido actualmente Rogelio Tourón, y sin duda es justo recordar lo que este empresario hizo por el séptimo arte en Ourense. (Admito que no he dado al gran Isaac Fraga Penedo la importancia merecida, pero espero hacerlo con un artículo sobre el.) Tourón, lo primero que consiguió, fue rescatar el cine de la posible debacle que se produciría de haber llegado a cerrar las salas existentes: Principal, Apolo y Liceo. Lejos de permitirlo, don Rogelio invirtió en su remodelación e incluso puso en marcha otra novedosa idea.

Tourón ya era un gran empresario, cuando llegó a nuestra Auria (David Paz Novoa, en su artículo “Los inicios del cine en el Liceo”, publicado en el libro de los 150 años de esta sociedad, nos habla de este personaje); Linares Rivas de A Coruña, Royalty en Vigo, Teatro Villagarcía en Arosa… eran algunas de sus salas. Como representante de la empresa de espectáculos Méndez Laserna tenía fácil acceso a la distribución. En Ourense tenia raíces familiares y por ello no duda en hacerse cargo en primer lugar del Principal, que inaugura en enero del 26; seguidamente, en marzo, recupera la sala del Liceo; en el verano de ese año se hace con la gerencia del Cine España de Ribadavia, y hacia finales del verano (25 de agosto) inaugura el Cine Buenos Aires (en sociedad con Modesto Madriñán; cine al aire libre situado en la avenida del mismo nombre (desconozco dónde exactamente, pero parece ser que en el entorno del que fue asilo). Los resultados debieron ser buenos y al año siguiente (1927), en junio, abre en la alameda con gran éxito de público el Salón Ideal Cinema. Una gran lona y las tradicionales sillas de madera eran más que suficiente; además, al ser al aire libre se eliminaba uno de los mayores peligros que padecían los exhibidores: los incendios.

Quizás esas aperturas sirvieran para suplir la pérdida definitiva del Apolo, que en enero caería bajo la piqueta. En un principio se planteo edificar en ese mismo solar el Losada. Por último, un dato que pocos recuerdan, supuestamente asociado con Tourón, es el que nos recuerda que el Cine Apolo también existió en Canedo. Se inauguró en diciembre del 28 con la exhibición de la película “La sobrina del cura”- y hasta diciembre del 32 tuvieron los pontinos su primer cine. En la ferretería de Perille, calle Paseo, se podían comprar entradas.

Pero dejemos ya a don Rogelio y vayamos a presentar el siguiente eslabón en la cadena de la exhibición en nuestro ourense, el que iba a ser durante décadas el teatro-cine referente de la ciudad: el Losada.

Vio la luz el 23 de diciembre del 1928 de la mano de don Julio Alonso Losada, en sociedad con los Arturos Alonso (sobrino y hermano) por la parte económica y Luis Fernández Vázquez por la estética (se encargo de la decoración y diseño de interiores). La obra del edificio fue responsabilidad del arquitecto Antonio Alonso Vargas. La ambientación musical corría a cargo de la orquestina dirigida por el maestro Reñones.

La sala reunía unas condiciones de comodidad desconocidas en la ciudad: los asientos, los pasillos, amplitud, acústica... Por diversos motivos la empresa no puede ofrecer el programa que se merecería la ciudad en la inauguración y pide disculpas por ello. Aún así programó cuatro sesiones durante el primer día. Los títulos de las cintas no he podido identificarlos y supongo que será por tener escaso interés (al no poder conseguir algún éxito, optó por intentar que el público comprobara la calidad de imagen que se podía ofrecer). La primera cinta que he conseguido ubicar en la sala es “El sol del Paraíso” (Sunshine of Paradise, Alley, 1926), que se emitió el día 26. El día 29 se hace la que se puede considerar inauguración oficial, con la proyección de la cinta “El gran desfile” (The Big Parade, de King Vidor para la Metro Goldwyn Mayer, 1925). El día 28 se realizó una proyección de prueba a la que se invito a las fuerzas del Batallón de Cazadores de Mérida acuarteladas en la ciudad en aquel momento. 

En diciembre de 1929 se colocaba en el escenario un telón metálico fabricado en la fundición Malingre, su objetivo era aislar la sala en caso de incendio y proteger a ciertos actores de teatro de las “inclemencias del público”. Esto último era la noticia generada por la coincidencia en su colocación con el día 28 de diciembre. Con este requisito de seguridad la sala estaba lista para convertirse en la más concurrida de la ciudad. Su aforo y versatilidad eran los argumentos principales: teatro, cine, festivales musicales, incluso algún baile se celebró en la sala. 

Llegamos así al final de una etapa en los cines ourensanos con cuatro salas en funcionamiento: Principal, Liceo, Apolo (de Canedo) y Losada, el siguiente paso ya iba a ser con sonido y las bajas de Apolo y Liceo se iban a contrarrestar con el nacimiento del Coliseum Xesteira (1941), Cine Mary (1946), Cine Avenida (1948) y Cine Yago (A Ponte 1956), pero para no cansar con tanto dato, eso será en otra ocasión…

A finales de 1930 se estrena en el Principal la cinta “El vals de moda” (Sag Det i Toner, 1929), y con ella se da inicio a la era del sonoro en Ourense.

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