Opinión

La Bilbaína

El Café Bar La Bilbaína, en una imagen de 1955.
photo_camera El Café Bar La Bilbaína, en una imagen de 1955.

Cada generación de ourensanos ha intentado tener sus iconos en materia de diversión. El Parque Bouzo de comienzos de siglo, la impresionante Sala Auria en los 70, Café Club, Pintos, Papes, Niton´s, Casablanca... podría seguir porque la lista es larga (sobre todo en los 80 y 90, en que fueron muchos los locales que disfrutamos, pero esa es otra historia). Viene a cuento esta introducción para que podáis valorar adecuadamente el merito de haber sido la sala más longeva de la ciudad, y eso a pesar de las vicisitudes que marcaron el ritmo de todo el país. Os hablo del  Café  Bar La Bilbaína. 

Ya fue objeto de uno de mis artículos hace años, pero en aquella ocasión con la colaboración del amigo Daniel Bouzo, os hable de los artistas que pasaron por la sala en su última etapa, hoy me gustaría intentar aportaros datos que permitan rescatar su historia del olvido.   

Algo que pocos recordamos, es que nació como hotel de la mano del empresario Gumersindo Fernández en diciembre? de 1930, (no era novato en el tema, desde al menos 1927 regentaba en la avenida de Buenos Aires 19 un hostal especializado en estudiantes). En aquellos momentos el Paseo como veis en el anuncio de prensa se llamaba Vicente Pérez. 

Gumersindo desde el primer momento quiso dar un aire innovador al negocio; en aquellos momentos El Roma y El Miño ofrecían un alto nivel y cualquier intento de competir exigía calidad e imaginación, quizás por ello decidió instaurar lo que se dio en llamar “Te Dansant”, esto consistía en organizar en el comedor del hotel, (planta baja), una modesta pero estilosa fiesta con música en vivo. En aquellos comienzos de los 30 dos eran los músicos por excelencia, el Maestro Vide y Manuel Reñones, este último con su quinteto solía encargarse de amenizar esas tardes de domingo (violines Ramiro Frean y Eligio Fernández, trompeta, Ramón Seara, jazz Manolo Martínez y saxo Arturo González). 

El éxito de estas reuniones fue tal, que al poco tiempo (diciembre 1932) se abrió una sala para competir con ella, su nombre (para mi gusto, poco afortunado) fue “Ku Kus Klan” y su vida muy corta; al mismo tiempo (nov. 1932) un grupo de jóvenes de la alta sociedad ourensana decidieron crear el Dancing Club, una sociedad sin sede fija, que alquilaba los domingos por la tarde el teatro principal para organizar su baile (tuvo gran éxito mientras duro; todo el año 33) y aunque discretamente porque era exclusivamente para  socios, en el Liceo también se organizaron los “Tés Dansant” . El caso es, que los ourensanos querían una sala de ese estilo; La Bilbaína comienza a pensar en la apertura del café cantante que nuestros padres y abuelos conocieron. 

Fue el 1 de abril del 33 cuando el empresario Alejandro Fernández, hermano de Gumersindo), hizo el encargo a Publicidad Dorzán de organizar el lanzamiento de la nueva sala, Milucho que “no se paraba en barras”, decidió que lo mejor era un impacto a nivel nacional , y para ello convenció al ingeniero Felipe Sanz, propietario de la emisora Radio Micro de Madrid que hiciera desde la nueva sala la emisión, el éxito fue total y desde ese día los llenos continuos; por si fuera poco la empresa no reparó en gastos a la hora de contratar a los artistas y así, estrellas como la gran Celia Gámez, se dejaron ver por la sala (dic. 1933), Miss Madrid 1933, Juanita Saeta, Carmelita Caballero, Hermanas Pericet (origen de una gran saga de artistas), el gran pianista Manuel Fuster...

La sala se inauguro con una decoración marinera que rompía radicalmente con lo acostumbrado en aquellos tiempos. De todas formas para ser honesto, los primeros años fueron de moderación ya que aunque había ganas de diversión las cosas no estaban para bromas. El año 34 y 35 la sala contó con la estimable colaboración del Club de Tennis que estaba reorganizándose y todos los fines de semana ocupaba con su baile la Bilbaína. Cuando no lo hacia La Artística, sociedad cultural que tenía su sede muy cerca y aprovechaba también los salones para sus saraos…. 

En el 34 se anunciaba así: Bar la Bilbaína punto de reunión de la Gente bien…

En mayo del 36 la sala cambia de manos y se estrena con la contratación de una estrella de la época, Enrique Rodri-Mur (tiempo después sería muy famoso con su orquesta Los Bolivios). Ese puede haber sido el aliciente para que en la leyenda urbanaoOurensana se situé al torero Juan Belmonte (que sí estuvo contratado para torear 11 de junio del 36) la noche antes departiendo con su cuadrilla en La Bilbaína –pruebas no hay y tampoco estaban los ánimos en la ciudad esos días para saraos, de hecho la corrida se suspendió,  pero...–Lo que sí sabemos es que en aquel junio del 36 actuó el gran pianista Manuel Fuster. 

Si reparáis en las fechas comprenderéis que el momento era como poco, “tenso”, aun así la sala resistió a cuestiones morales, políticas y de cualquier otro orden; eso sí, en su anecdotario figuran temas tan ingratos como el tiroteo que se produjo en junio del 36 con el resultado de dos muertos y varios heridos. Eso dio lugar a un cierre temporal. Pero permitid que me reserve ese tema para un artículo de la crónica negra ourensana. Y que lo deje aquí por hoy.

Un último dato: Ramona Vázquez, viuda de Gumersindo Fernández, continuó el negocio de hotel al menos hasta entrados los años 60. El Café, sin embargo, cambio de manos en varias ocasiones (durante un periodo de finales del 38 volvió a manos de los propietarios del hotel, pero como restaurante).

Te puede interesar