Opinión

Tomás María Mosquera

Plaza del Hierro en una escena costumbrista. Fijaros en el "taxi" esperando en la parada.
photo_camera Plaza del Hierro en una escena costumbrista. Fijaros en el "taxi" esperando en la parada.

Buscando ideas para escribir mi artículo, me sorprendo al ver que por ahora la que probablemente sea plaza más histórica da ciudad no haya sido la protagonista de ninguno de ellos. Citada sí que fue en varias ocasiones, como cuando hablé de la Casa de la Misa del Alba, aquel extraño caserón que se sustituyó por el edificio Yebra; o en los varios capítulos que dediqué a la calle Corredoira (perdón Santo Domingo), y sin duda al citar algunos de sus más ilustres paseantes, doña Angelita Varela o don Florentino Cuevillas, sin olvidar a los Temes, esenciales en la historia de la plaza. Por ahora lo arreglaré recordando el breve periodo en el que cambió el nombre y, de paso, insistir en mi idea de que cuando se quieran dar honores, tenemos que meditarlo un poquito más, o...

El gran Aquiles (el del talón), héroe de la guerra de Troya, mantenía que la manera de convertirse en inmortal era conseguir que tu nombre permaneciera en el recuerdo de los hombres. Algo parecido debían de pensar en el antiguo Egipto, y por eso se preocupaban los faraones de borrar el nombre de sus enemigos (muchas veces predecesores en el cargo) de todos los medios escritos, para así conseguir que “no hubieran existido”.

 Siguiendo con el razonamiento; cuando la sociedad decide hacer un homenaje a un personaje público, tal como dedicarle una calle, un edificio etc., debía pensarlo con mucho detenimiento. Y visto lo visto, pienso que sería mejor no homenajear a políticos, dado que al final siempre pasa lo mismo (antes o después pasan a la oposición), y de gente de armas o religión mejor no hablar.

En la ciudad tenemos infinidad de ejemplos: Luis Espada, Vicente Pérez, Pablo Iglesias, Calvo Sotelo, José Antonio, etc. En algunos casos no llegó a desaparecer, sino que se produjo un cambio de situación (no sé qué causas pueden justificar esos cambios, pero...): Paz Novoa, Basilio Álvarez, etc.

El caso es que esos cambios, en ocasiones, conducen al olvido del personaje, y si bien en ocasiones se podría admitir (al existir algún tipo de imposición), en otras no tiene una explicación muy coherente. Ya os adelanto que no seré yo quien juzgue en qué casos fue justificado ese cambio de nombre y en cuales no, lo que si haré será intentar recuperar alguna de esas figuras que en su día dieron nombre a calles de nuestra ciudad y actualmente están en el más absoluto olvido.

Hoy, como veis en el titulo, recuperamos a Tomas María Mosquera y García. Nació en San Cristovo de Cea el 10 de noviembre de 1823, y falleció en Madrid, el 30 de abril de 1890. Abogado de profesión, de ideas liberales, participó en la revolución de septiembre de 1868, llamada "La Gloriosa", siendo nombrado el año siguiente senador por Ourense. Ocupó dos carteras ministeriales: Ultramar (1871-72) y Fomento (1874), siendo nominado senador vitalicio en 1882.

Muy escasos son los datos que lo relacionan con nuestra ciudad, al margen de su nombramiento como senador, y se reducen a la defensa que en 1861 hizo de don Juan Igneson Miramón (ya os hablé de él cuando escribí sobre la calle del Paseo , suyo era el caserón que hubo de ser adquirido por el ayuntamiento para poder abrir la actual calle; ocupaba exactamente el hueco entre la Casa de los Lentes y el edificio que hoy en sus bajos tiene una cadena dedicada a la salud dental). Supongo que se le dio su nombre a la Plaza del Hierro en la misma época en que se le dio a la plaza del Topete.

Hoy, que yo sepa, sigue existiendo en la villa de Carballiño una calle con su nombre. 

En breve prometo hacer un artículo específico de esta histórica plaza.

Te puede interesar