Opinión

La Torre: Conde Fidalgo, primer intento

Ourense no Tempo
photo_camera En el año 1951, el horno de la Cooperativa Cívico Militar ocupaba el solar de aproximadamente 1.800 metros cuadrados en los que se proyectaría la Torre de Ourense. (Fotografía del archivo Dorzán cedida por Javier Torres.)

Lleva una temporada rodeada de andamios y anteriormente se la veía muy deslucida. Si nada falla, en poco tiempo se podrá ver el resurgir de nuestro edificio más alto: la Torre de Ourense.

Hoy y después de mucho tiempo retrasándolo buscando profundizar más en el tema, intentaré contaros como se gesto su nacimiento, y algunos datos poco conocidos. ¡Pero… seguid leyendo!

20190131185648215_resultFue en los últimos días de los 40 cuando comenzaba a resultar evidente que el nuevo centro económico y administrativo de Ourense iba a ser la pujante zona de San Lázaro. Atrás quedaba la primitiva etapa de la calle Del Villar, seguida por los tiempos de pujanza del entorno del Concello (Paz, Tiendas y Lamas Carvajal). El penúltimo paso fue el desarrollo del Paseo y Corredoira (Santo Domingo) y finalmente casi al mismo tiempo llegamos al momento que nos ocupa: el Gobierno Civil se había hecho sitio, el Gobierno Militar estaba muy próximo, Previsión, la Sindical, buenos restaurantes, bancos... pero faltaba algo que diera el toque definitivo a la zona. Sin embargo, pasaba el tiempo y nadie con autoridad se decidía a dar el primer paso.

Es en el año 56 cuando, debido a la liquidación de la Cooperativa Cívico Militar (era un economato que a comienzos del siglo XX se abrió por iniciativa de varios reconocidos ourensanos con el fin de abaratar precios de productos básicos para gente necesitada; entre los impulsores estaban Ildefonso Meruéndano, Tomas Fábrega Tomas, Vicente Miranda… En los terrenos de la Torre tenían el horno de panadería y también distribuían alimentación), propietaria de los terrenos que actualmente ocupa la Torre y de otro edificio en Lamas Carvajal, hoy Galerías Dorzán, la Caja de Ahorros Provincial de Orense (CAO) se hace con la propiedad y, a los dos años, (1958) disuelve la sociedad. Ese era supuestamente el último paso previo al inicio de la construcción del que iba a ser edificio más alto de la ciudad; sin embargo el tema no sería tan sencillo. 

Como impulsor inicial se destaco el periodista José Rodríguez de Dios, quien desde 1955 presidía la Diputación Provincial y por tanto la Caja de Ahorros. Desconozco en qué momento, pero entre el 55 y el 58 De Dios encargó al arquitecto municipal Manuel Conde Fidalgo el proyecto de un edificio singular. Conde contó desde el primer momento con la ayuda de su hijo, Manuel Conde Aldemira. 

En febrero de 1958 se presenta de manera oficial el primer proyecto de lo que podría ser la Torre de Orense, y ya os adelanto que el que fue proyecto final mostraba multitud de semejanzas con éste, la principal el número de plantas y altura aproximada: 21 plantas que incluían dos de sótano (garajes y servicios… más la planta de acceso y 18 plantas en altura; al final se perdió una quedando en 20), nos acercábamos a los setenta metros de altura. Antes de seguir os recuerdo para facilitar la comprensión de algunos datos, que en aquellos momentos no existía la calle que hoy conecta la avenida de La Habana con Concejo, ya que en aquel año 58 se estaba procediendo a la apertura y urbanización de lo que hoy es Juan XXIII. Veamos cómo era aquel proyecto:

La primera valoración de la obra, rondaba los 38 millones de las antiguas pesetas (del 58). El proyecto final en 1961 pasaba de los 60 millones. Las premisas impuestas al equipo de arquitectos erab que debería contar con garajes, espacio para oficinas estatales, sala de fiestas, cafetería-bar, al menos quince plantas de viviendas, un hotel de primera clase y un ático utilizable. 
Esto fue lo que se ofreció en la presentación de este proyecto en marzo de 1958. Iremos de abajo hacia arriba: 

Un enorme garaje de una planta para uso público reservando espacio para las carboneras (trasteros) y todos los servicios, calderas, contadores, grupos electrógenos de seguridad etc.; en el primer sótano estaba prevista la instalación de una sala de fiestas (quizás el no haberse construido fuera el acicate para la construcción poco después de la Sala Auria) con entrada por la calle Curros Enríquez. La planta baja estaría destinada a galería comercial, hall de entrada a las viviendas y la recepción del hotel; el acceso seria por la avenida de La Habana, lo mismo que la entrada del garaje. En esta planta, en el local que hace esquina entre Habana y Curros Enríquez, estará la cafetería. Como veis, la idea inicial era ubicar el hotel en el cuerpo del edificio con fachada a la avenida. de La Habana, reservando las viviendas para la torre principal y el cuerpo más próximo al Gobierno Civil (hoy Delegación del Gobierno). 

En las plantas primera y segunda del edificio principal se ubicarían oficinas del Estado y, para dar la ventilación requerida por la previsible gran afluencia de público, el vestíbulo central se desarrollara con un hueco central. Esa zona también tendrá conexión en las tres plantas (baja, 1ª y 2ª) a las escaleras de cada cuerpo y los ascensores correspondientes; a partir de ahí cada acceso será independiente.
Por último, tres detalles anecdóticos: 

Las viviendas, de diversas tipologías y tamaños, debían intentar ofrecer servicios para la instalación de profesionales liberales, con lo cual había que posibilitar la instalación de oficinas y consultas, el inquilino buscado eran abogados, médicos etc. El ático se planeaba con dos opciones, la primera consistía en que lo ocupara una emisora de radio (finalmente no pudo ser), y la otra era abrir allí un restaurante mirador, esta opción gusto tanto que en el proyecto definitivo se llevo a cabo y mientras se pudo tener en funcionamiento ofreció unas vistas espectaculares de nuestra Auria. El otro detalle fue el interés mostrado por la casa Philips por instalar un enorme letrero luminoso en la cubierta del edificio, y a pesar de que la cifra ofertada era muy jugosa, no pudo ser. Como me comentó la amiga Luisa Bravo, ese luminoso (más pequeño) finalmente se instaló en los jardines del padre Feijóo, encima de la casa sacerdotal y era visible desde toda la calle Paseo.

Este proyecto ya rematado, por diferentes motivos quedo aparcado hasta finales del año 1959, momento en el que un cambio total en la cúpula política ourensana permitió retomar la idea.
Pero, esa es otra historia… 

Te puede interesar