Opinión

Reflexión en torno a una película sobre el diablo

El exorcismo no es teatro. El poseso se pone furioso y manifiesta la presencia del Maligno

Recientemente se estrenó la película13 exorcismos”, cuyo director es Jacobo Martínez y el productor Ramón Campos. La película se rodó casi toda en Ourense y en ella se identifican calles, edificios, colegios e iglesias en las que tiene lugar la mayor parte de las escenas. Un servidor la ha visionado en los primeros días y, desde un conocimiento bastante profundo de lo que es un exorcismo y cómo se realiza (partiendo del “Ritual de exorcismos”), quisiera expresar mi opinión (respetando otras distintas) sobre la cinta.

Parto de que el exorcismo es un sacramental (comunica gracia de Dios), en el que se suplica a Dios, por la fe, que libere a una persona o un lugar poseído por el demonio. Lo hace un sacerdote con mandato del obispo y siempre según los gestos y oraciones del Ritual. Para ello, es preciso hacer un examen muy minucioso de los síntomas por los que se llega a la convicción de que se trata de una posesión diabólica. Sólo entonces se hace el exorcismo. En él no hay nada de teatro. Se celebra con asistencia de pocas personas que se mantienen en silencio y oran en el corazón, mientras el sacerdote exorcista actúa. El poseso se pone furioso y lanza todo tipo de señales que manifiestan la presencia del Maligno. Por supuesto, no se admite a medios de comunicación ni fotógrafos.

El exorcismo para arrojar a Satanás del poseso normalmente debe repetirse con periodicidad (una semana o 15 días), incluso durante varios años. Pero también puede salir mucho antes. Es Dios el que libera al poseso, el exorcista es un mero instrumento, pecador arrepentido, del cual se vale Dios. Cuanta más fe y oración sincera acompañe al exorcismo, más eficacia tendrá.

En la cinta mencionada hay realismo, crudeza, mucho ruido, deseo de provocar pánico, tensión y nervios. Hay muchos “efectos secundarios”. Los psicólogos no creyentes no tienen nada que hacer y quedan en ridículo a menudo. Algo parecido sucede con los psiquiatras que no tienen fe. Ofrecen al enfermo toda clase de fármacos para terminar diciendo al poseso que ellos no pueden hacer nada más. Si son creyentes, pueden prestar un precioso servicio. Es un final habitual en otras películas del género que la persona posesa acabe falleciendo, algo poco de acuerdo con el final de una liberación.

El papel de José Sacristán es bastante coherente con lo que sucede en el exorcismo: destaca la fe, se trata de una lucha a muerte entre Cristo y Satanás, utiliza algunas frases del Ritual y desde el principio intuye que aquella chica tiene algo extraño. La madre y la maestra profesan una religiosidad extraña y alejada de la catequesis de la Iglesia católica. Por eso, ponen a la chica al borde de la locura.

En definitiva, una película más de este género que destaca que el Vaticano está de acuerdo con los exorcismos. No sólo está de acuerdo sino que ha pedido que cada diócesis tenga al menos un exorcista, de los que en España hay en la actualidad (creo no equivocarme) 17, si no son bastantes más. 

Pero si el director hubiera preguntado a un exorcista, habría obtenido una información más objetiva y menos fantasiosa. De todos modos, puede ayudar a que los hombres se enteren de que el demonio existe, que es una persona espiritual y que se siente feliz cuando muchos no creen en él y en su actividad frenética y mentirosa. 

Existen hoy estudios sobre la presencia y actividad de Satanás en muchos ámbitos de la sociedad, que nos sorprenderían si los conociéramos. Son de destacar el satanismo, las diversas sectas, el mundo del ocultismo, ciertos estilos de música, los tatuajes, el esoterismo, etc.

El demonio es un ángel caído pero con mucho poder, afortunadamente sólo hasta donde Dios le permite actuar. Naturalmente que es un gran misterio que Dios le permita hacer daño a los hombres. Pero la fe nos dice que Cristo lo ha vencido con su cruz y, si nos dejamos defender y mover por Jesucristo, no tenemos nada que temer. Además, Cristo puede sacar bienes de los males. Esto se puede ver fácilmente en la vida de los mártires y de los santos en general.

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