Opinión

Aciertos y errores

Nos pasamos la vida procurando tener aciertos, hay gente que incluso, cuando compra la lotería, intenta acertar con el número del gordo por todos los medios a su alcance por muy absurdos que puedan parecernos, desde hacerse un largo viaje a una población lejana porque hay un lotero que da muchos premios, hasta elegir el número que coincida con una fecha indicada, cuando nació su hijo, o cuando su equipo ganó una copa, hacer grandes colas ante una administración determinada, o ponerle una vela para rezarle, con jaculatorias y rogativas, a un santo milagrero que da mucha suerte.

De la misma forma que nos pasa con la lotería, donde tenemos fácil comprobar que hay muchos más errores que aciertos, en la vida de cada día también se producen una serie de errores que van a traer consecuencias, tal vez en muchos casos no tengan demasiada importancia, pero en otras ocasiones pueden tener resultados dramáticos e irreparables.

Cuando el error produce unas consecuencias que solo afectan al que lo comete, lo vemos como el resultado de una imaginaria justicia que castiga al protagonista de ese error, es el caso del terrorista que le explota el artefacto antes de poder colocarlo donde pretendía, tenemos que reconocer, aunque hipócritamente confesamos que no se debe desear la muerte a nadie, que cuando leemos una noticia de ese estilo, no podemos evitar un sentimiento de alivio en dos sentidos, en primer lugar, por haber evitado una masacre, cosa por desgracia cada día más frecuente, y en segundo lugar, el poder comprobar que esa persona de proyectos asesinos ya no pueda cometer más errores al haberse ido directamente a su imaginario paraíso.

El problema es cuando las consecuencias de los errores las sufren los demás. Cuando un conductor de un autobús, maquinista de un tren, piloto de avión, ingeniero, arquitecto o empresario cometen un error, las consecuencias generalmente alcanzan a un determinado número de personas.

En los accidentes por lo general, el primero que lo lamenta y admite su error es el que lo ocasiona, pero en la historia de la humanidad, las grandes tragedias han estado protagonizadas por los que, en un momento determinado, han tenido en sus manos el poder y nunca se les ha ocurrido dudar y pensar de que podría haber otras opciones, otras propuestas, otras variantes, y así no han dudado ni por un momento en que su revolución, invasión o alzamiento nacional, podría ser un gran fracaso, jamás pensaron en esa posibilidad, es más, generalmente están orgullosos de su obra, pero lamentablemente los resultados quedan, y las consecuencias de sus quimeras y osadías las ha padecido la humanidad a través de la historia.

Errare humanum est, y yo soy muy humano, el principal problema es que, en general, los que tienen el poder de tomar decisiones y marcar el camino son gente preparada, inteligente y casi siempre con faltriquera y no dudan en sus decisiones porque les ha ido bien en la vida, pero creo que también habría que empezar a tener en cuenta a la gente que ha fracasado. Tenemos más dudas, y estamos más predispuestos a rectificar que dicen, es de sabios.

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