Opinión

Otro que no se arrepiente de nada

En unas recientes declaraciones del expresidente de Gobierno, José María Aznar, decía que no se arrepentía de nada de lo que había hecho en su vida, es decir, un personaje más de ese exclusivo club de gentes realizadas, felices y encantadas de haberse conocido, que van por la vida dando lecciones y exhibiendo sus trofeos. Quizás la economía y la salud, en su caso particular, (ande yo caliente y ríase la gente) es decir, que a él y a los suyos parece que les ha ido bien, cosa que nos alegra mucho, tenga mucho que ver con ese optimismo que destilan sus declaraciones, en contraste con el triste panorama de nuestro tiempo, donde las perspectivas económicas y sociales parecen asociarse, más bien, a la miseria, a los hospitales y a la muerte, si escuchamos las noticias de los telediarios. Es posible que la solución esté en apagar el televisor a la hora del noticiero y leer los periódicos deportivos o de sociedad. 

Estas declaraciones me recuerdan mucho a esos que repiten una y otra vez la clásica cantinela: Y si volviera a nacer, volvería a hacer lo mismo, con un par, y entonces entiendes perfectamente por qué este mundo no tiene arreglo, pero sigues adelante, tío, tía, mirando al frente, pero no con entusiasmo, no sé si me explico, incluso predispuesto a mirar de soslayo, de reojo, o así, y seguimos caminando, quizás lentamente sí, sí, pero seguimos respirando, uno, dos, uno, dos, aunque con un poco de... “xa me entendes”, hasta que la muerte nos separe.

Los de nuestra generación, es decir, los viejos, venimos escuchando desde hace muchos años declaraciones cómo éstas a gente que han tenido cargos públicos y que hemos comprobado, y a veces padecido, las consecuencias de sus actuaciones, es más, muchos se han ido al último viaje, confortados, eso sí, todos convencidos de lo bien que lo habían hecho, aunque a lo largo de su existencia hayan dejado pruebas suficientes de que acciones como las suyas habían contribuido, en mayor o menor medida, a provocar enfrentamientos, desórdenes e incluso guerras. Es decir, entre nosotros y confidencialmente, mejor que se hubieran quedado quietos en casita, como si fuera una época de pandemia. 

Será por aquello de morirse en paz, que en paz descansen, pero yo creo que también se puede conseguir el descanso, sobre todo, si es eterno, admitiendo los errores cometidos y si nos da tiempo, arrepentirse y pedir perdón. No pasa nada, “errare humanum est” todos cometemos errores, y la civilización consiste en eso, en reconocerlo y tratar de corregirlo para que no se repitan. Esto es lo que podemos hacer los humanos, lo otro es lo natural, pero también lo irracional en todo su esplendor, eso es lo que hacen los animales, la naturaleza, sus socios, el destino o quien sea, que nunca dan explicaciones de sus actos, ni se arrepiente, ni menos, piden perdón, pero eso sí, tampoco presumen ni dan lecciones, es su estado natural, digamos. 

Nunca veremos a un lobo arrepentirse de haber despachado a veinte ovejas, ni a la naturaleza, haber provocado un tsunami que se ha cargado a doscientas mil personas en un pis pas. Pero los seres humanos tratamos de hacerlo distinto, al menos, la gran mayoría, y esto ya sabemos que va de mayorías. 

Pero siempre aparece quien está dispuesto, erre que erre, a demostrarnos que lo que hizo es lo correcto, ha sido para limpiar las cloacas, no para ensuciarlas, y está preparado para demostrar su inocencia, él tiene su conciencia tranquila, porque para montar una empresa de chantajes mientras se cobra puntualmente la nómina, dietas y complementos de comisario de policía, no es cuestión de conciencia, es cuestión de estómago. Lo siguiente será crear una escuela para enseñar al personal emprendedor a montar empresas con nómina asegurada de funcionario.

Nosotros, la gran mayoría, otra vez, le diríamos al Sr. Aznar y a los otros ex presidentes de gobierno, que quizás deberían arrepentirse de algunas cosas, y tal vez, pedir perdón, lo entenderíamos perfectamente, sabemos de errores y de miserias, lo que no entendemos es la euforia. Entre otras cosas, podrían haberle recordado a Don Juan Carlos que, Majestad, en una democracia. “ O povo é quem mais ordena” Es una pena, parece mentira que lo hubiera olvidado, pero es así de simple, los humanos nos equivocamos, pero también sabemos pedir perdón y perdonar.

Y a otra cosa, mariposa.

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