Nos pasamos la vida tratando de entender lo que va sucediendo a nuestro alrededor, bien porque lo estemos viviendo personalmente, o bien porque la información de lo que acontece en un lugar determinado, nos lo proporciona los medios de comunicación tan abundantes en nuestro tiempo entre verdades y mentiras, entre asombro y perplejidad, y de esta forma, nos enteramos de cosas y acontecimientos que suceden todos los días. Unas veces entendemos perfectamente lo que pasa y decimos: era lógico, tenía que pasar, se lo estaba buscando, no entiendo cómo no pasó antes, se lo decíamos siempre, pero como si quieres arroz, Catalina; y otras veces, tal vez la mayoría, dices: no lo entiendo, no es posible, no puede estar pasando, y, aunque no seas concejal del Ayuntamiento de Ourense, exclamas: no me lo puedo creer, pero, ¿cómo ha podido ser?, pero, por dios bendito, ¿por qué? Me lo expliquen, por favor.
De esta forma, y desde la ignorancia, que ya sabemos es muy atrevida, no puedo entender el hecho de que, porque arda un camión en un túnel, se tarden tres meses en repararlo, ya digo, no sé de túneles, pero me doy una idea, tampoco soy médico, pero sé distinguir perfectamente un vivo de un muerto, sobre todo si le han degollado y no encuentran su cabeza por ningún sitio. Hasta ahora pensaba que en un túnel se podía producir un derrumbe, bueno, puede pasar, pero lo que nunca me imaginé es que podría arder. ¿Es que estaba revestido de madera? ¿Se encontró petróleo o alguna veta de un material explosivo? Misterio, ya digo, no entender.
Como siempre, la ley de Murphy está al acecho, y por si fueran pocos los problemas para los que viajan entre Ourense y Vigo, se produce, al mismo tiempo, el desprendimiento de tierras sobre las vías del tren a la altura de Frieira, interrumpiendo la circulación ferroviaria entre ambas ciudades. Leo en La Región, las declaraciones de la conselleira de infraestructuras, Ethel Vázquez: “La línea ferroviaria Vigo-Ourense viene registrando un reguero de incidencias alarmante y en la Xunta esta situación de precariedad la consideramos inaceptable e inadmisible”.
Bueno, pues en este caso, no debemos sorprendernos demasiado, estamos ante un acontecimiento lógico y previsible, el derrumbe de Frieira estaba cantado, es una zona complicada donde antes se produjeron similares episodios que se solucionaron con chapuzas en lugar de hacer uno de los túneles que se necesitan en ese trazado, sin hacer grandes desvíos, para acondicionarlo a los tiempos en que vivimos y lograr que el viaje en los trenes actuales, sin que sean de alta velocidad, entre las poblaciones de Ourense y Vigo, se pudiera hacer en media hora con lo que disuadiríamos a muchos conductores de hacerlo en sus vehículos por carretera.
La vía del tren entre Ourense y Vigo tiene, prácticamente, el mismo trazado que tenía a finales del siglo XIX para los trenes de vapor, cualquier estructura de hace 140 años es lógico que haya que acondicionarla a los trenes y necesidades actuales. Imaginemos que la carretera no hubiera cambiado y no tuviéramos autovía, pues algo así habrá que hacer con el tren, corrigiendo curvas y haciendo pequeños túneles, pero siguiendo por la misma zona. El trazado de la autovía entre Ourense y Vigo sigue pasando por Rivadavia, A Cañiza, Porriño, etc., como en la antigua carretera, a nadie se le ocurrió llevarla por otro sitio. Por el contrario, en los proyectos de ferrocarril, siempre estamos pensando en cosas raras, variantes o desvaríos absurdos, cambiando totalmente el trazado por parajes inhóspitos, cuando lo que se debe hacer, con permiso, eso sí, de los interesados en otros proyectos es mejorar el trazado que tenemos con obras sensatas por el mismo sentido, el que va paralelo al río Miño. Un camino diseñado por la naturaleza desde hace mucho tiempo…
Decían que los romanos para encontrar el mejor trazado para construir una vía, era dejando que un burro ( bueno, ahora habrá que aclarar que tal vez pudiera ser también una burra) le marcara el camino y se limitaban a seguirlo/la. Yo creo que el burro/a en este caso, estoy casi seguro que, para ir a Vigo desde Ourense y viceversa, iba por “a beira do Miño”. Naturalmente.
