Opinión

Demócratas con reparos

Lo que, a simple vista parecía  sencillo;  el hecho de que  los humanos  nos podamos entender mediante unas normas  que nos procuramos entre todos, a la hora de la verdad,  vemos que es muy complicado el poder aplicar esas normas, porque habitamos en un planeta, en un mundo,  que precisamente se rige por un sistema nada democrático. 

Nada en la naturaleza funciona bajo unas normas en las que se tengan en cuenta la opinión de sus habitantes,  nadie nos consulta cuando tiene que llover o cuando viene la sequía, cuando surge  un terremoto o cuando nos sacude un huracán. Una colmena nunca funcionaría ni tendríamos miel,  si las abejas organizaran unas elecciones para decidir quiénes  iban a ser las reinas llenas de privilegios, las pobres obreras esclavizadas trabajando sin parar todo el día  de sol a sol y de flor en flor,   o  ponerse a pensar y  cuestionarse si los zánganos son unos machistas. Algo parecido y con las mismas injusticias sucede en un hormiguero, un nido de cigüeñas o en una camada de lobos.

 Todo el universo está organizado de forma absolutista, donde las cosas van sucediendo sin que sus habitantes puedan opinar, decidir o elegir, pero de pronto, en ciertas zonas del planeta Tierra,  aparecen unos  espabilados seres que se dicen inteligentes y que descubren un nuevo orden: Aquí se hace lo que  decida la mayoría,  y punto pelota,  e inventa eso que llamamos democracia.

Pero después ven que una vez elegido el jefe o la jefa, hace lo que quiere,  por lo que más adelante, de la mano del Sr. Montesquieu,   inventaron eso  de la división de poderes para poder controlar al  elegido por el  pueblo,  que cada vez se parecía más al elegido por la gracia de Dios, y en eso andamos, con los tres poderes de marras a cuestas,  a ver quién  manda más .

 Porque, claro está, si elegimos a un piloto muy demócrata, muy demócrata  para que nos lleve de viaje en nuestro avión, hay posibilidades de que,  como es tan devoto demócrata y cree tanto en el sistema, se sienta legitimado para estrellarnos contra la primera montaña que encuentre, porque  había conseguido  salir  elegido   mediante los votos de una  mayoría complicada (Frankestein)  en la que parte de los sufragios  que necesitaba para alcanzarla y seguir pilotando,   pertenecían a unos diputados o diputadas  que, precisamente, lo que querían,  era lograr  su destrucción.

Por eso que es lógico que se necesiten otros poderes que puedan controlar al piloto, lo que es una tragedia, una pena, una miseria y una mierda, es que esos otros poderes, estén contaminados y puedan decir  tranquilamente,  que unos son conservadores y otros progresistas. ¿Para cuándo otra clasificación, unos cultos y otros incultos, unos guapos y otros feos, unos bajos y otros altos, unos gordos y otros flacos , unos tontos y otros gilipollas? 

Porque es como si en una reunión de árbitros que se entiende que deben ser los encargados de poner orden en los campos de fútbol, unos se declaran del Real Madrid,  otros del Barcelona y otros del Bilbao. Triste, simplemente.

¡Pucha¡ Qué mala suerte,  tío, que tengamos estos dirigentes. Si las cosas van, mal que bien,   y a trancas y barrancas,  funcionando,  es gracias a los curritos y curritas de a pie que siguen caminando por esta tierra ingrata y llena de desagradecidos.

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