Opinión

Dinero a discreción

Leo en La Región un detallado artículo sobre los sueldos de los alcaldes. Los hay que cobran más que el presidente del Gobierno (los de Madrid y Barcelona superan los 100.00 euros), otros que no cobran y otros que compatibilizan su trabajo en los Ayuntamientos con otras actividades públicas o privadas. Doy por hecho que en cualquiera de los casos se cumple con la legalidad, pero no es posible evitar que el personal que no vive del dinero público, se quede perplejo y se eche las manos a la cabeza ante tanta discrecionalidad, arbitrariedad, barbaridad o como podamos llamar a tanto desatino y no entienda como un alcalde de un municipio más pequeño tenga un salario más elevado que el de uno mayor, como se puede comprobar cotejando las distintas cantidades, tanto en nuestra provincia como en Galicia y en el resto del estado, es decir, España, no sea, y de esta forma no es fácil de entender que el alcalde de Pontevedra, por poner un ejemplo cercano, cobre más que el de Vigo. Por otra parte, la alcaldesa socialista de A Coruña casi se duplicó el sueldo respecto al anterior alcalde. Hagan juego señores. A nivel nacional pasa lo mismo y el descontrol es total viendo que ayuntamientos recientemente constituidos han subido los sueldos de sus alcaldes y concejales, en muchos casos, en más de un diez por ciento, así, a palo seco y por las buenas, en esto sí se ponen de acuerdo rápidamente todos los partidos. No va más.

Sé que todo esto, gracias a Dios, está regulado por la “Ley de Racionalidad y Sostenibilidad de la Administración Local”. No quiero pensar en lo que ocurriría si no llega a estar regulado, maldita sea. Cuando para subir el salario mínimo de un trabajador por cuenta ajena a novecientos euros, se monta un número frío, pero cuando se trata de repartirse el dinero de la caja común es decir, de esa misma caja de donde cobran los parados, náufragos, mendigos y pordioseros del estado, se puede despilfarrar tan alegremente sin que les de el más mínimo sonrojo.

Como siempre pasa, lo fácil es criticar, pero lo difícil es encontrar soluciones, pues aquí está la excepción. Aporto soluciones: En primer lugar, cambiar el título de esa Ley: De momento , suprimir el primer término; la Racionalidad; es difícil de razonar todo esto, suponiendo que el término venga de razonar, porque a lo peor, lo de racionalizar viene de ración, es decir, la parte del pastel a repartir, en ese caso ya no sé que decir, pero, para que no haya confusiones, lo mejor es dejarla así: “Ley para la Sostenibilidad y Mejora Perpetua de la Administración Local”. ¡Qué diferencia con aquellos tiempos en que no existía esa ley, pero los funcionarios municipales cobraban unos salarios de acuerdo con su moral y sus principios que no les permitían estos excesos, máxime en tiempos de miseria! 

En segundo lugar; reconozco las dificultades de avanzar en el sistema democrático; a más derechos, más dificultades, pero no tenemos otra alternativa; o democracia, o caudillos por la gracia de Dios, y de esto ya hemos tenido suficiente, pero lo que podemos hacer es intentar establecer unas normas, unos baremos, que regulen al menos, el aspecto retributivo.

Parece lógico que a la hora de establecer unos salarios que se pagan con dinero público, en un razonamiento básico, elemental, de sentido común diríamos, el que más cobre sería el presidente del Gobierno, después los ministros etc., pues nos encontramos con mucha gente que, dentro de la Administración, sobre todo en empresas públicas, cobra bastante más, no tiene mucha lógica. Al funcionario de la Administración que no le llegue el dinero de su salario, que se pase a la esfera privada, allí podrá ganar todo el dinero que quiera, sin límites, y no nos tiene que dar explicaciones, que pague los impuestos que le correspondan y listo. Si queda un puesto libre en algún ministerio, que pongan un anuncio: Se necesita director general , por ejemplo, ya verán como rápidamente aparecen candidatos. Sigue habiendo mucho paro.

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