Opinión

Efemérides

Cuando nos acordamos de un acontecimiento importante y celebramos su aniversario, le llamamos efeméride/s, si estamos ante un episodio relevante a nivel nacional o internacional. Así en todos los países se conmemora el año de una gran batalla o tragedia, el día de la independencia, el de la fiesta nacional, la llegada del hombre a la Luna, el descubrimiento de América o con perdón, el alzamiento nacional, etc. De esta forma, siempre recordaremos fechas que quedarán en nuestra memoria como años de grandes acontecimientos; 711, 1492, 1914, 1931, 1936, 1944, 1969, etc. 

Alguien no lo tuvo en cuenta, y quería haberlo dejado pasar inadvertido, el centenario de una gran hecatombe, pero la naturaleza, o su equivalente, artífice de todas estas tragedias, estaba ahí, en su puesto, preparada para recordárnoslo y celebrar a su manera esta efemérides que todos, absolutamente todos, voluntaria o involuntariamente, habíamos olvidado.

Como podemos ver en esa gran enciclopedia que, gracias a las nuevas tecnologías, todos tenemos en casa, hace ahora precisamente cien años que el mundo padeció una pandemia, entre los años 1918 al 1920, que inevitablemente nos lleva a compararla con la que actualmente estamos sufriendo con el coronavirus. Cuando la población mundial era menos de la cuarta parte de la actual; (1.860.000 millones, frente a los 7.700.000 millones actuales) esa mal llamada gripe española, mató a más de cuarenta millones de almas, como antes se decía. En España, con una población de poco más de veinte millones, afectó a más de ocho millones y mató a más de trescientos mil. Así que, como decía el otro, o la otra, no sea; nada nuevo bajo el sol. Y han pasado cien años y prácticamente no había aviones, ni turismo, ni apenas se viajaba, pero el mecanismo del virus ya estaba funcionando.

Por eso que no estoy de acuerdo con esa gente que cree que todo está preparado por una serie de genios que todo lo sabe y todo lo organiza en sus laboratorios clandestinos. De eso nada, en esto de los virus, como en casi todo en la vida y en la muerte, los humanos, poco podemos hacer, podemos aislarnos, confinarnos, ayudar a paliar el dolor, a encontrar los remedios o las vacunas y por eso vamos consiguiendo controlar enfermedades y epidemias que antes eran mortales, pero de ahí, a saber de dónde salen estos gérmenes y donde se “fabrican”, va un abismo. Si todavía no sabemos con certeza como se originó, ni como se extinguió la pandemia de hace ahora cien años que alguien ha querido conmemorar y recordarnos su centenario con la salida de un nuevo modelo de virus suponemos que más perfeccionado, más sofisticado, como corresponde a los tiempos; la prueba es que aquella gripe afectó directamente a mucha gente joven, “en la flor de la vida” ahora, en esto tenemos que estarle muy agradecido al “fabricante”, ha calibrado mejor el punto de mira respetando más a los jóvenes. Gracias a quien corresponda.

Por eso que los humanos nunca podremos considerarnos protagonistas de acontecimientos como estos, es que ni se nos ocurre. Podemos inventar máquinas de todo tipo; para viajar, para volar, para escribir, para matar, pero digamos que elementales. Podemos inventar un aparato que envíe un proyectil a una persona y la mate, de acuerdo, no está mal, esto no es capaz de hacerlo ningún otro ser viviente del planeta Tierra, bien, bien, lo que nunca se nos ocurriría es tratar de lograr lo que hace este virus demarras; que esa persona que ha recibido la bala que le hemos enviado, no se entere, y pueda pasearse tranquilamente con ella en su cuerpo durante catorce días pudiéndosela, además, endosar, la bala, a cualquier vecino con el que se cruce con ella en el ascensor, no, rotundamente no, eso solo se le ocurre a un ser superior, al creador. Del virus 


Por eso, ante tragedias y calamidades como éstas, los humanos, desde la noche de los tiempos, inventaron las religiones para poder rezarle con rogativas y plegarias. Ahora, como esto ya no se lleva y no sé lo que será peor, se pretende solucionar con dinero, la nueva religión, pero sin decirnos de dónde lo van a sacar, porque el dinero no se inventa, se “fabrica” con la actividad económica y... Ya me contarán.

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