Opinión

El cambio climático, el dinero y la osadía

La cumbre sobre el cambio climático que se ha celebrado estos días en Madrid, como en la anterior celebrada en París en el año 2015, pretende solucionar el problema, fundamentalmente, a base de dinero. Las cantidades que se manejan son tan importantes que le recomendaría a cualquier estudiante que esté pensando en su futuro, se dedique a profundizar en esta materia porque, de una u otra forma, seguro que va a encontrar una estupenda salida económica en este campo.

Es posible que sea ésta la forma de arreglar el problema, pero me da la impresión de que, como le pasa muchas veces a los nuevos ricos, piensan que todo se va a solucionar con dinero, de ahí lo de osadía, pero todos sabemos que, a pesar de la gran importancia que el apartado económico tiene en cualquier conflicto, en muchas ocasiones, no solo el dinero tiene la solución. Se parece un poco a lo que pasa en la medicina; no cabe duda que los avances en este campo necesitan de grandes capitales para consiguir que podamos enfrentarnos a muchas enfermedades que en otro tiempo eran incurables, pero contra la muerte, no tenemos solución alguna por mucho dinero que nos gastemos en investigarla, porque ésta es un hecho natural, y en esto del cambio climático y su relación con la contaminación que podamos hacer los humanos con nuestros motores, humos y plásticos, la naturaleza será siempre la que tenga la sartén por el mango, no sé si me explico, a no ser que algún día podamos disponer de un mando a distancia que pueda variar la inclinación del eje de rotación de la tierra, intervenir en la creación de los huracanes, terremotos, sutnamis, volcanes y demás fenómenos meteorológicos. Ese día, será relevante lo que podamos hacer los humanos al respecto, y tampoco, porque lo haríamos mal, seguro, mientras tanto, sigamos limpiando y tratando de de tener nuestro medio lo mejor posible. Apenas nada más, como diría el Aute.

Seguro que ya lo habrán adivinado; no soy un científico, pero el problema es que cuando hablan los que lo son, de verdad, y se pasan la vida estudiando el problema y en muchos casos, viviendo de ello, es todavía peor, porque entonces lo que nos encontramos frecuentemente son con unos/unas radicales y muchas veces fanáticos defensores de que todo es culpa de la actividad humana en el planeta y que cuando seamos ecológicos, no comamos carne para que las vacas no sigan tirándose pedos de metano, no andemos en coches ni aviones, ni utilicemos bolsas de plástico, se solucionarán todos los problemas y viviremos en un paraíso climático; y los negacionistas; en modo Trump, que sostienen justo lo contrario; que el cambio climático es cosa exclusiva de la naturaleza, que ha existido siempre y mucho más extremo, incluso con anterioridad a que la tierra estuviera habitada por los humanos y que por lo tanto no se nos puede culpar del problema.

Como pasa siempre, las dos posturas tienen su explicación, y las dos tienen su parte de razón, pero el problema fundamental que tenemos los humanos está en ese afán de protagonismo, en esa arrogancia que nos lleva a pensar que está en nuestras manos la solución de problemas que en gran parte nos vienen dados por instancias en las que no pintamos nada, llamémosle naturaleza, dios, el destino o quien a Vd., le parezca más apropiado

 Vemos estos días como Boris Johnson está eufórico con su gran victoria que le va a permitir llevar a cabo su deseado Brexit. Pero. ¿Qué sabrán el pobre Boris y sus electores si será bueno o malo para ellos y para su país el estar dentro o fuera de la comunidad europea? ¿Qué sabrán de las consecuencias que en el futuro pueda tener para la estabilidad de su país este resultado? 

Están eufóricos los conservadores británicos con esta victoria, sí, también lo estaban los electores alemanes cuando en la década de los años treinta del pasado siglo eligieron democráticamente a Hitler para que les arreglara la vida, ya ves, y no estoy comparando ideologías ni personajes, simplemente me refiero al sistema y al mecanismo que demuestra, una vez más, las limitaciones humanas. 

Todo es un juego, Tony, mi querido amigo inglés, tranquilo, unas veces se pierde, y otras también. 

I´am sorry.

No somos nada.

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