Opinión

El gran apagón

Eso es lo que teníamos todos los días, y no pasaba nada, cuando era niño en a Xironda (Cualedro) dónde mis padres, Luis y Pastora, eran maestros, en aquellos tiempos en que había niños en esos pueblos casi abandonados de esta Galicia y de esta España que ahora llamamos vacía o vaciada, que con tantas lenguas y lenguajes inclusivos, exclusivos o de medio pelo que tenemos en este país nuestro de tantas lenguas, naciones, regiones o comarcas, que terminaremos por no saber cómo llamar a las cosas, coses, cosos, miembros, miembras y demás precisiones tontunas que, cuanto más juguemos alegremente y a lo loco, loca, lokes y vecinos con nuestro idioma, más facilitaremos el camino al inglés que, rotulando en esa lengua cualquier comercio, libro, canción, periódico, invento o aplicación, además de que no nos multarán los defensores talibanes de algunas lenguas vernáculas del país, es casi seguro que tendremos mucha mejor promoción y mucho más éxito.

Porque eso es lo que tienen estos anglo, sajones, albiones o como quiera que les llamemos, que saben a lo que van, cuál es su idioma, sus intereses, su sistema, su himno y su bandera, y no tienen que ir disimulando sus intenciones. Han ido matando a todos los indios que pillaron por delante y si quedaba alguno lo metieron en sus reservas y se acabó el problema indígena y su cultura, sus dioses, sus lenguas y sus derechos a una vida digna, qué digo digna, a una vida, simplemente. Aquí no había un fray Bartolomé de las Casas que los defendiera, ni misiones evangelizadoras que levantar, universidades que fundar, catedrales que construir, ni almas que salvar, y así no tienen leyenda negra, roja ni amarilla, por muchos tiros que hayan pegado, y por muchas barbaridades que hayan hecho, pero eso sí, siempre en nombre de Su Majestad, de lo que están muy orgullosos. No les da corte alguno, tíos, tías. Increíble.

Pero por aquí nos vamos consumiendo la vida dando bandazos entre las intransigencias de los unos y de los otros, sin admitir ninguno de ellos sus errores, pringues y chapuzas que, por partes iguales, han ido sembrando mierda por nuestras instituciones, sistemas y valores, en esta triste época en la que vivimos en este nuestro país, donde el miedo, el chantaje, la mentira y la estupidez, han ido sustituyendo poco a poco, a la valentía, la honradez, la preparación y el sentido común.

De esta forma, dejando al margen las altas instituciones, la justicia está politizada, admitiendo abiertamente que muchos jueces, no todos, eso sí, no son independientes porque tienen preferencias de partido. Los empresarios se han dada cuenta de que para ganar dinero lo mejor es suscribirse al BOE y participar en licitaciones, aunque sea para una obra absurda y desgraciada, o entenderse con las diputaciones o ayuntamientos para financiarse con dinero público. Los trabajadores están convencidos que sus problemas se los van a solucionar los políticos con sus decretos y derogaciones. Y los delincuentes se sienten protegidos, viendo que las autoridades que debieran controlarlos, tampoco obedecen las leyes, y además, presumen de ello, no presentándose a un juzgado cuando lo cita el juez. ¿Por qué lo va a hacer un ladrón, un atracador o un violador?

¿No tendrá relación directa el gran aumento de la delincuencia de todo tipo; robos atracos, violaciones, etc., sobre todo en Cataluña, con el mal ejemplo que han dado sus autoridades?

Se me ocurre, de pronto.

En este mundo de locos, con amenazas, manipulaciones y noticias intencionadas emitidas desde cualquier parte del mundo, donde se confunden la libertad de expresión con el insulto y la blasfemia. La negociación con la extorsión y el chantaje. Y las finanzas y los negocios con los pelotazos y las estafas, cualquier noticia, aunque venga de fuentes lejanas, puede estar preparada para influir en las decisiones que adopten millones de ciudadanos.

De esta forma, aparece un día un titular en cualquier lugar, anunciándonos un gran apagón, y el asustadizo personal se dispone a terminar con las existencias de las cocinas camping-gas y acaparar alimentos suficientes para seguir respirando indefinidamente.

Si algún mayor queda por a Xironda, no creo que esté muy preocupado con esta noticia, apagones a mí, dirá, y recordará lo bien que funcionan “as lareiras” que además, sirven para curar los chorizos, los de comer, eso sí, los otros, montan empresas para facturar a los ayuntamientos, diputaciones y ministerios.

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