Opinión

Empatía

Esta palabra está muy de moda, es raro el discurso, sobre todo político, en que no salga a relucir. Según el diccionario de la RAE, empatía es la capacidad que pueda tener una persona de identificarse con algo o con alguien y compartir sus sentimientos, es decir, algo así como comprender, ponerse en el lugar de la otra persona que tenemos al lado o en frente, tratar de comprender sus razones, en resumen, tratar de entendernos, justo lo contrario de lo que vemos cada día desde la mañana temprano. 

Porque lo que podemos comprobar a todas horas es la intransigencia de unos y de otros, la rotundidez de los razonamientos, la ausencia total de darle al adversario la mínima oportunidad de reconocer que, al menos en parte, sus postulados puedan ser aceptables y así, los partidarios del “ brexit” están todos convencidos de que, a partir de ahora, van a ser muy felices, van a tener solucionados todos los problemas y ya no tendrán de que preocuparse, sin pensar en ningún momento que los que defienden seguir en Europa, pueden estar acertados, ya que habría que ser adivinos para saber lo que en un futuro pueda ser mejor para la mayoría de los ciudadanos y sobre todo, para las consecuencias que estos cambios puedan suponer para la estabilidad de su país, dado la división originada. 

Como pasa siempre en estas consultas, la sociedad se encuentra dividida en torno a un cincuenta por cien, por lo que la mitad de la población, ya no digamos donde el no al “brexit” ha sido mayoría; (en Escocia un 62%, en Irlanda del Norte el 56% o Gibraltar el 95%) no está de acuerdo con lo que a partir de ahora tiene que asumir como consecuencia de los cambios que la nueva situación va a producir, por lo que están en unos momentos ideales para, no solo hablar de empatía, si no de practicarla y pensar en los que no han elegido esa opción.

Pero, como se suele decir, dime de lo que presumes… y, aunque esté de moda en los discursos, en realidad nuca hubo menos empatía. Los eterno-derechas nunca admitirán que algunas ideas de los eterno-izquierdas pudieran ser interesantes. El que quiere la independencia, desprecia al que no la quiere, y no se imagina otra opción que la suya. El que quiere una estación soterrada, todo lo demás, es una chapuza, sin admitir ni por un momento en que las dos opciones tienen su parte positiva y negativa, y así.

Tengo un amigo inglés que, a pesar de reconocer que su país es tradicionalmente un ejemplo para la democracia, en estos momentos es un gran crítico del sistema y por supuesto que no quiere saber nada de lo que han organizado sus paisanos. Me jura que no va a volver a su tierra.

Desde que Charles Darwin nos habló de la evolución de las especies, tendremos que admitir que ésta no solo se produce en la biología, abarca todos los campos y sectores de la vida. Tal vez la democracia no haya evolucionado al ritmo que imponen los acontecimientos de nuestro tiempo, tal vez habrá que ir pensando en que el sistema se pueda ir perfeccionando con las nuevas tecnologías, aunque sin olvidarse que vivimos en un mundo antidemocrático por naturaleza, y eso se nota. 

Mientras tanto. Un poco de empatía, por favor. Pero no solo en los discursos.

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