Eso decían los romanos; errar, equivocarse, meter la pata y vecinos, es de humanos, y está claro que otra cosa no, pero humanos. lo que se dice humanos, lo somos, aunque el error no es exclusivo de los humanos, humanas, ( no sea que se enfaden los/las genéricas) también se equivocan los otros animales con los que compartimos nuestro planeta, pero a ellos no se lo reprochamos porque los pobres no tienen "sentidiño", vamos, que son unos “coitadiños”, por eso les llamamos irracionales, aunque en ocasiones nos entendamos mejor que con nuestros semejantes, porque ellos, puede que no razonen demasiado, eso sí, pero no son imbéciles, no sé si me explico.
Hoy ya sabemos quien ha ganado las elecciones, seguramente, como pasa siempre, unos estarán contentos y otros no tanto, se parece un poco al día siguiente de la lotería, y viendo la deriva de los acontecimientos, no me extrañaría que algún día tengamos que recurrir al sorteo para dilucidar a quien le toca el puesto, porque esto de las listas, encuestas, campañas, mítines, papeletas, discursos, debates y demás historias del sistema, llega un momento de saturación que resulta penoso y agobiante.
Porque se parece un poco a una situación en la que nos viéramos obligados a elegir a un conductor que nos llevaría en un autobús a un hipotético viaje a Madrid, por ejemplo, y montamos un debate entre los cinco o seis conductores que se presentan ante nosotros para hacerse cargo de los mandos, y se pasan los días diciéndonos cada uno de ellos, que él es el mejor, el más preparado, el que conduce mejor, el único que nos llevará sin problemas al destino y por el contrario, los demás, nos llevarán al precipicio, a la catástrofe y al sin vivir, y así un día tras otro, un mitin tras otro, un debate tras otro, cuando todos sabemos que lo más importante para que lleguemos sin novedad al destino, no va a depender de quien sea el conductor o conductora, cuando exista, partiendo de la base de que todos son mayores de edad, tienen carnet de conducir y no lo hacen borrachos, no, va a depender fundamentalmente, de que la carretera esté en condiciones y los viaductos en su sitio, de que la Guardia Civil vigile el tráfico, de que las estaciones de servicio tengan combustible, de que en A Gudiña, el Oscar o el Relojero nos de un buen desayuno, que no haya nieve en el Padornelo, que el túnel del Guadarrama no está cerrado y demás condicionantes externos que no dependen del conductor que hayamos elegido pero que en realidad es lo que va a determinar que lleguemos sin novedad al final de nuestro viaje.
Está claro que va a haber diferencias de que hayamos elegido a un conductor u otro, por supuesto, las diferencias van a consistir en los errores que hagan cada uno, en un viaje de 500 kilómetros, un conductor normal comete aproximadamente 30/40 errores, la mayoría se van a corregir sobre la marcha rectificando con suavidad, si lo hace bruscamente, tal vez sea su último error.
Reconozco que soy un especialista, hay muy pocos en la especialidad de “erroritis”, tendría que haber más, Pedro Sánchez por fin, nos ha reconocido un error, de los otros no dice nada, por sus declaraciones sobre la independencia del Fiscal del Estado, siendo éste del Fiscal el más disculpable de los errores ya que no puede haber mucha independencia cuando depende de él su nombramiento, y si no hace lo que me gusta, nombro a otro Fiscal. Ya me contará la vaina. Y todos se rasgan las vestiduras.
En mi artículo de la semana pasada en el que hablaba de que estamos siempre divididos al 50%, en lugar de poner el símbolo del tanto por cien (%) puse el del euro (€). Errare pues, ya tuve alguna llamada para que explicara como funcionaba eso de los 50 euros de que hablaba. Era lo único que le había llamado la atención del artículo, un error, amigo mío, así de simple. Uno más, ya digo que soy especialista. Estamos monetizados, pero bueno, seguimos caminando.
