Opinión

La estricta estupidez

No fueron los estrictos protocolos de la policía inglesa, como trataron en principio de justificarlo algunos medios, los que impidieron la identificación de Ignacio Echeverria durante esos desesperantes días en los que sus familiares no tuvieron información alguna  ni les dieron las mínimas facilidades  para que pudieran identificarlo, no, fue la estricta estupidez del responsable de ese departamento que tenía la custodia de los cadáveres y que si no fuera por las presiones que sin duda habrá recibido , estoy seguro que si solo dependiera exclusivamente del jefe o jefa de esa morgue,  los habrían seguido teniendo unos días más en remojo, sin proporcionar siquiera una triste fotografía a sus familiares. Por eso que no debemos culpar a los protocolos, ni al sistema,  ministerios,  gobierno, Reina o  quien pongamos de pantalla, no, fue la estupidez, simplemente, del responsable de ese departamento de custodiar esos cadáveres, y este tiene un nombre, unos apellidos y un número de identidad y él o ella serán los verdaderos responsables de este indigno e inhumano  proceder. 

 Habrá casos difíciles,  accidentes de aviación, explosiones o incendios ,  como el reciente de ese edificio, también en Londres, en los que las labores de identificación puedan requerir muchos estudios y análisis, pero cuando, como en este caso, los cuerpos se pueden identificar perfectamente con una simple fotografía, la única explicación que tiene esta actitud es la falta total de sensibilidad y humanidad de la que hacen exhibición ciertos personajes que, cuando se saben protagonistas y comprueban que depende de ellos únicamente la solución del caso, “se vienen arriba” y se dicen para si, esta es mi hora, se van a enterar. Hay gente que disfruta con cosas raras, y los hay que cuando ven ante su ventanilla o ante su despacho  muchos ciudadanos  haciendo cola esperándole,  sabiendo que la solución de sus problemas está en sus manos, lejos de inquietarse por la situación,  se ponen cachondos. Hay gente “pa tó” como diría el torero Rafael el Gallo cuando le presentaron  a José Ortega y Gasset y le dijeron que era filósofo.

Estos días apareció la noticia de que un joven arquitecto español estuvo detenido durante cuarenta días en Estados Unidos porque al realizar una escala en un aeropuerto de ese país detectaron que hace unos años había estado de turista en Palmira. Sin más indagaciones un funcionario de policía de aquel país lo detiene y este joven arquitecto empieza a vivir una auténtica pesadilla. Parecido.

El/la responsable de un departamento de cualquier administración que tenga el poder de llevar los mandos,  hará lo que en todo momento  pueda, sepa, quiera, o su estómago se lo permita. Da igual que los mandos sean una llave para abrir la fría puerta de un depósito de cadáveres, o que sean los cuernos de un avión, el volante de un autobús, el timón de un barco o los mandos de un tren, todo dependerá de su decisión, de su profesionalidad, de su educación, cultura, moral o ética; estaremos en sus manos. Exclusivamente.

Ante el evidente deterioro del comportamiento humano en todos los sentidos, tenemos que apremiar a nuestros científicos e investigadores que ( aún siendo humanos, lo que fabrican ya es autónomo) sigan explorando y profundizando en el campo de la robótica y de los automatismos para que cuanto antes nos vayan sustituyendo en la mayor parte de las actuaciones del día a día, 

Tendrán muchas limitaciones los robots pero, viendo lo que en muchas ocasiones hacen los humanos,  cualquier automatismo tiene ventaja. Ya quedamos  más tranquilos cuando el cajero automático nos imprime el comprobante del ingreso, sabemos que la máquina no se lo queda, ni nos lo invierte en preferentes.

Te puede interesar