Opinión

La lección de Ángel Nieto

Para los que somos de la generación de este campeón fallecido recientemente en Ibiza en un absurdo accidente de tráfico, después de una vida practicando uno de los deportes de más riesgo como es el motociclismo, la vida de Angel Nieto es el reflejo de aquella sociedad en la que la falta de medios era lo habitual para la gran mayoría de la población pero que, a pesar de todo, se las arreglaba para salir adelante con lo que había, sin humillaciones, traumas, complejos de inferioridad ni resentimientos y sin esperar demasiado ni de unos ni de otros.

Esta es la gran diferencia que observo con el mundo de hoy , donde el personal parece que esté pendiente de que sus problemas se los resuelvan los padres, abuelos, asesores o políticos con sus decisiones, enchufes o subvenciones. Es difícil imaginarse hoy a un adolescente de catorce años, con unos padres sin un duro, que decide hacerse piloto o lo que sea por sus propios medios y sin ayudas de nadie. En principio, si sus padres no tienen dinero, el chaval ya estará cabreado, si no traumatizado y resentido contra la sociedad en general, nunca he visto tanto servilismo económico como el actual, a pesar de los avances que hemos tenido en todos los sentidos. Tal vez contagiados por los discursos de los líderes políticos, ahora los jóvenes piensan que su situación laboral es precaria por culpa de las leyes laborales de Rajoy, contagiados por las promesas diarias y machaconas de los que dicen que, cuando lleguen ellos, lo arreglan todo derogándolas. ¡Vaya por Dios¡

Esta influencia es nefasta y distorsiona la realidad, es como si en el equipo de Fernando Alonso, el Mac Laren - Honda de fórmula uno, en lugar de buscar soluciones para intentar ganar carreras investigando con la mecánica, chasis, aerodinámica o neumáticos, pensaran en que lo que había que hacer es cambiar de piloto. Si fueran políticos, eso es lo que harían; dejadme a mí, yo soy mejor, diría el de la izquierda; no, no, imposible, diría el de la derecha, cuando el problema no es el pilotaje. Pues aquí pasa lo miso, el panorama laboral no se va a solucionar con las leyes de unos o de otros; habrá más trabajo y de más calidad si mejora la economía, y esto no se logra con leyes, por la sencilla razón de que, fundamentalmente, todo va a depender de factores externos como son el clima, precio del petróleo, el interés del dinero, la estabilidad y economía internacional, etc., cosas, sobre las que poco van influir nuestros legisladores, pero, guiados por los discursos de los líderes políticos, hay mucha gente que está convencida de que cambiando a éstos, se va a solucionar todo. Pues bien, esto no nos pasaba a los jóvenes de entonces cuando buscábamos trabajo, no es que hubiera contratos basura, es que no había contratos, uno se iba arrimando, simplemente, hasta que te querían.

Sabemos de la importancia de nuestras leyes, cuando no funcionan, hay que marcharse, de esto también sabemos por aquí, llamémosle exilio, deslocalización o miseria, da igual, a pié, en coche, tren, avión o patera, pero hay que largarse; la gente escapa de África no porque allí no puedan comer, no, escapan porque allí no funcionan sus leyes, simplemente, y cuando estas leyes no funcionan, se sustituyen automáticamente por las leyes naturales, y éstos saben mucho de naturaleza y escapan antes de que sea tarde, porque la muerte es muy natural.

Los atléticos jóvenes que contemplamos en la TV asaltando las fronteras de Ceuta o Melilla estarían felices habitando cualquiera de los cientos de nuestros pueblos abandonados por toda nuestra geografía, porque en cualquiera de ellos pueden respirar, comer, beber y dormir, por este orden, pero sobre todo, porque tienen a la Guardia Civil. No sé si me explico.

Pero nuestras leyes, con ser tan importantes que nos permiten organizar nuestra convivencia, que no es poco, sirven para lo que sirven, pero hay otras cosas, tal vez las más importantes, que van a ser lo mismo con unos legisladores que con otros y esto, los de aquella generación de Ángel Nieto, lo teníamos claro.

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