Opinión

La reforma laboral

Una de las grandes diferencias que vemos los mayores con la forma de pensar de los jóvenes de hoy, respecto a la que teníamos nosotros cuando buscábamos nuestro primer trabajo, en aquellos tiempos oscuros de los años sesenta o setenta del pasado siglo, es que a nosotros, en ningún momento se nos ocurría pensar que nuestro salario y condiciones laborales pudieran depender de otras instancias que no fueran las que podríamos pactar directamente entre las dos partes, esto es; entre el que nos ofrecía el trabajo y los que lo íbamos a prestar. Ahora nos da la sensación de que hay muchos que están pensando que todo va a cambiar y se van a terminar los problemas cuando, por fin, se deroguen las actuales leyes laborales y el gobierno nos fije el salario.

Nos dejamos influir, al menos en nuestro subconsciente, por el bombardeo de los medios de comunicación con lo que vemos, leemos y oímos cada día, que termina por conseguir que nos creamos cosas que no son reales; vuele a París por 10 euros, compre un Mercedes por 170 euros al mes, consiga un cuerpo atlético en tres semanas, o cosas por el estilo. Todo está basado en la mentira, siempre se mintió, desde la dichosa manzanita de Eva en el paraíso terrenal, siempre se mintió, cierto, pero ahora ya se miente con la propia mentira; ahora le llaman, “fake news”. Tócate los cuadrantes. 

Tal vez nos hayamos contagiado de algunos de nuestros líderes políticos que nos quieren convencer de que está en sus manos la solución del paro, la precariedad laboral, la subida de los salarios, bajar los alquileres, controlar las hipotecas, etc. De momento no se meten en que nos puedan librar de los infartos, del reuma o del cáncer, evitar las galernas, inundaciones o terremotos, pero todo se andará, cuando lo que pueden hacer está muy limitado, simplemente no depende de ellos, fundamentalmente dependerá de la marcha de la economía tanto a nivel nacional como internacional o de otros factores externos en los que no pueden intervenir, lo que si pueden hacer es estropearlo, eso sí, porque es como si queremos intervenir en la vida de un bosque; hace falta muchos años para crearlo, cuidarlo y conservarlo, pero para quemarlo, simplemente hará falta una cerilla. 

Este ambiente de mentira y falsedad, que en gran parte consigue objetivos políticos que sin su concurso no lograban, se ha trasladado también a otros aspectos de nuestra vida cotidiana y de esta manera vemos con tristeza que nunca hubo tanta publicidad engañosa con el amparo de reconocidos medios de comunicación, sin que las autoridades hagan nada por erradicar anuncios donde, citando expresamente con sus nombre y apellidos a importantes y prestigiosos personajes, obviamente sin su permiso, declarando que han ganado cantidades importantes adquiriendo bitcoins u otras monedas virtuales, y que como ellos lo podemos hacer cualquiera de nosotros y en pocos meses nos podemos hacer casi millonarios. Cosas como éstas las pueden leer todos los días en cualquier medio digital, niños y adolescentes que no entenderán entonces como sus padres no son ricos siendo tan fácil conseguirlo, justo en unos tiempos de paro y de penuria económica donde mucha gente comprueba cada día lo difícil que resulta poder ganarse la vida.

El engaño preside las campañas publicitarias en cualquier sector. ¿Cuánto está pagando por su crédito? Pago 2.300 euros mensuales. Pues nada, nada, con la mediación de nuestra empresa, Vd., pagará únicamente 450 euros al mes ¿Qué le parece? ¡Fabuloso! Me han cambiado la vida, y así, estupideces por el estilo que tenemos que escuchar todos los días basadas en la ingenuidad y en la ignorancia que distorsionan las relaciones comerciales basadas tradicionalmente en la seriedad y el buen hacer de las mayorías de las empresas.

El en el campo de la automoción las prácticas fraudulentas están a la orden del día; intentan hacernos creer que nos va a resultar más barato comprar un coche financiado a cuatro años que pagándolo al contado. Se mezclan conceptos totalmente diferentes como; financiación con o sin entrada, leasing, renting, etc., cuyo encuadre contable, fiscal y de riesgos, ya no digamos sus consecuencias, no tienen nada que ver, para disimular que el concesionario gana más con la intermediación financiera que con la comercial que tiene, o debiera tener, con el fabricante del vehículo cuya marca representa. De locos. 

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