Opinión

La suerte, la vida y el virus

Esta crisis, guerra o lo que queramos llamar a la tragedia del coronavirus, es una prueba más de que la suerte existe; cuatro amigos se van a comer a un restaurante, dos se contagian y se mueren, así de sencillo, sin más, les ha tocado, pinto, pinto, gorgorito. Si acaso, también podemos llamarle; azar, destino, putada, o lo que más les guste, pero eso, lo que sea, existe, vaya que existe, lo que sí, esta claro, como se suele decir también, hay que buscarla, en eso estamos de acuerdo; la lotería te puede tocar si la compras antes, pero, desde que nacemos hasta que nos despidamos de este mundo, la suerte, casualidad, sino, estrella o así, preside nuestra vida.

En los accidentes de circulación, por ejemplo, el componente del factor suerte, es fundamental, no en la producción del accidente en sí, que generalmente no es cuestión de suerte, sino que una vez que se produce el accidente, cuando ya no eres dueño de los mandos, cuando la dirección o los frenos obedecen a otras fuerzas en la que tú ya no pintas nada, tengas unas consecuencias u otras. Recuerdo que hace ya muchos años, en la carretera de Extremadura un amigo, se apellidaba Oliart, se salió en una curva en la que había un único árbol en veinte kilómetros, pues allí se quedó, es decir, el accidente tuvo sus causas, lógico; despiste, velocidad, imprudencia, etc., pero el hecho de que fuera precisamente en el lugar donde estaba ese árbol, es cuestión de suerte, mejor dicho, de la mala suerte. Incluso en competición; recuerdo uno de los pocos accidentes mortales en la Fórmula 1, en un circuito que ahora no recuerdo, un coche se salió en la única curva en que estaba estacionada una máquina y el coche se fue directo a donde estaba el único tractor estacionado en todo el circuito a varios metros de la pista. 

Por eso los que hemos llegado a una edad avanzada lo primero que debemos hacer cada mañana es dar gracias a quien corresponda por darnos la oportunidad de ver amanecer un nuevo día aunque estemos confinados, recordando los caminos que hemos recorrido desde que tomamos la salida en esta carrera de la vida, sobre todo al comprobar la cantidad de participantes que ya no nos acompañan porque, recorriendo los mismos o parecidos caminos, no han tenido la suerte de seguir en carrera.

En una reciente entrevista, veo al increíble filósofo, sabio y escritor; Antonio Escohotado, que va a cumplir 79 añitos de nada, pero con una envidiable lucidez, hablándonos de su apasionante, intensa y polifacética existencia y de sus experiencias, entre otras cosas, porque sabe de todo, en el mundo de las drogas, es una eminencia sobre el tema y ha escrito un tratado que es una referencia a nivel mundial. En la entrevista, no dejaba de fumar y de tomarse lo que parecía un whisky. Bien, era partidario de no prohibirlas ya que el que quiere drogarse lo ha hecho siempre. Oyéndole, da la sensación, de que se puede hacer de todo, pero no parece darse cuenta de que él es un superdotado y además, un currante fuera de serie que se puede estar doce horas al día, sin tener en cuenta vacaciones o festivos estudiando en lo que le apasiona, claro, con esa fuerza de voluntad, inteligencia y sabiduría, ciertamente, se puede hacer de todo, es como si un campeón motorista nos dice que se puede derrapar con una moto a 180 kilómetros por hora, sí, de acuerdo, lo puede hacer él, pero la gran mayoría se mataría.

Él mismo se lamentaba que, una vez que iba a comprar droga a un yonqui, éste le hablara con el lenguaje pegajoso y pasota clásico de los drogatas; pues yo tomo lo mismo que tú y no hablo así, le decía, claro, tomaba lo mismo, las mismas drogas, pero el señor Escohotado sabía derrapar, no te fastidia, con buena herramienta, ya se sabe. Este hombre, tiene mucho mérito, además de inteligente, es un gran trabajador, eso es evidente, pero lo que también no le ha faltado en la vida es suerte, la buena suerte de haber llegado a esa edad a la que normalmente, los que han vivido derrapando ya no siguen en carrera, no llegan, ya no fuman ni toman whisky, ni nada.

Esa suerte que le ha faltado al alcalde de Badalona. Por lo que se comenta, no era la primera vez que se cogía un pedo por el estilo, da igual de lo que sea, las drogas siempre estuvieron ahí, si no es en el bar, es en la farmacia, pero esta vez, lo pillaron. Ustedes no saben con quien están hablando, como en los tiempos de su Excelencia, nada nuevo. Esto es lo que pasa en la política; que una persona que no pasaría las pruebas para poder llevar un taxi o autobús municipal, puede ser el alcalde de una población con más de 200.000 habitantes.

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