Opinión

La vida no sigue igual

No es por llevarle la contraria a nuestro querido paisano Julio Iglesiasn "Un canto a Galicia, hey, miña terra nai" que cantaba hace ya muchos años aquello de "La vida sigue igual" inspirándose en su nueva vida que, después de un grave accidente de tráfico le hizo cambiar el balón de fútbol por una guitarra con lo que inició su exitosa e internacional carrera musical, pero la verdad es que, cuando se produce un accidente, ya sea de carretera, tren, bicicleta o vascular, y sobrevives, la vida cambia totalmente, empezando por la suya que ya no se pareció en nada a lo que hacía antes del accidente; jugar en el Madrid, pero bueno, no siempre te regalan una guitarra, ni tampoco eso implica que sepas tocarla y que te puedas poner a cantar.

Claro está que, sabiendo que ese accidente podría haber te llevado directamente a esa excursión sin retorno por los caminos siderales a la que se incorporan todos los días tantos y tantas víctimas a las que el destino, o quien decida, no les ha concedido una prórroga, dándoles una segunda oportunidad, poniendo fin a su carrera en este mundo de ganadores y perdedores, de proyectos, ilusiones y fracasos. Si cuando te despiertas de la castaña o de la anestesia y ves que sigues respirando y volviendo a ver el sol por la ventana, puedes decir perfectamente que todo sigue igual, disimulando, que la vida sigue igual, que no ha pasado nada, pero la verdad es que todo cambia, cambia mucho, le puedes poner más o menos entusiasmo, decir, por ejemplo, que progresas adecuadamente, que todo va bien, que "xa me entendes", pero ya nada es lo mismo, ya nada es igual, porque la vida cambia todos los días incluso sin accidentes, cuanto más. El ayer ya pasó, es un antes y un después, empiezas una nueva vida, tratando de aprovechar esa prórroga vital que Dios, el destino, o quien sea él/la que lleve los mandos de este tinglado que, entre otras cosas, y sin darle demasiada importancia, como si tal cosa, decide sobre la vida y la muerte. Nada más.

Si los dos acontecimientos más transcendentales en la vida de los humanos; el hecho de nacer y el de morir, son el resultado de un encuentro casual para el nacimiento, y para la despedida; tal vez un mal aire, un acelerón, una curva, que pasabas por allí o porque una arteria estaba un poco atascada, lo que hagamos en el intermedio de nuestra existencia en este mundo de intrigas y sorpresas, de alegrías y tristezas, no debiéramos darle mucha importancia, pero se la damos, porque ese es el misterio de la vida, y entre una cosa y la otra, lloramos, reímos, cantamos, trabajamos, amamos, nos ilusionamos y tenemos la esperanza de lograr un mundo mejor cada día, o que por lo menos no se incremente el nivel de imbecilidad, aunque al final del camino tenemos algunas dudas de que podamos conseguirlo. 

Cuando ya no tienes el control de los mandos ni eres consciente de lo que pasa a tu lado, cuando son otros los que deciden lo que van hacer y por donde cortar, lo único que puedes hacer es felicitarte de que sigas en la carrera de la vida, volviendo con ilusión a la línea de salida de la próxima etapa, conmoviéndote de ver a tu gente que no sabías que te querían tanto, afligida por tu sufrimiento y dándote ánimos para que puedas volver lo antes posible a la bendita rutina de todos los días.

La vida no sigue igual, es otra vida, diferente, pero con más ilusión, con más gana de vivir, con más agradecimiento a los que han reparado la avería, siendo conscientes de que en otras latitudes no tendría solución y habrías abandonado, y a los amigos que te han ayudado con sus mensajes de ánimo y cariño. 

(Dedicado a todos los habitantes de UVIS, UCIS, ambulancias, hospitales, médicos/as, enfermeros/as y demás sanadores/resucitadores) 

Te puede interesar