Opinión

Las nuevas adicciones

Tal vez el término sea un poco exagerado, adicción suele asociarse a vicios, drogas, cosas tóxicas poco recomendables, podríamos dejarlo en aficiones, simplemente, pero bueno, las adicciones empiezan por las aficiones, podríamos decir que, haciendo un juego de palabras, o de letras, las adicciones son el resultado de las adiciones, (con una sola c) es decir, la suma y la intensidad de las aficiones con las que convivimos o hemos convivido, porque, claro está, van cambiando con los tiempos, aptitudes y circunstancias.

Me quedo dudando de si llamarle juego de palabras o, simplemente, una tontería, incluso una chorrada o gilipollez. Estas dudas me seguirán hasta el final de mi existencia, seguramente influido por tantos discursos, soflamas o sentencias que a través de mi vida en este país del alma mía, me he visto obligado a escuchar o mejor, a soportar, porque estaban considerados como principios fundamentales, pero que, con el paso de los años, hemos comprobado que habían descendido a simples tonterías, pero en el camino de descenso hacia el abismo del desprestigio de lo que antes habíamos calificado de principios, se han quedado muchos desencantos, sueños, traumas y también vidas, porque, por estas cosas, mire Vd. que tontería, se han dado muchas vidas o se las han quitado.

Y así van pasando los años entre alegrías y tristezas, dudas y certezas, verdades y mentiras, aplausos y abucheos, pero con lo que no contábamos es que nos íbamos a encontrar con esta calamidad de la pandemia del coronavirus que tan profundamente ha cambiado nuestros hábitos, costumbres, relaciones y, en definitiva, nuestra forma de vivir.

 Nunca me imaginé que podría aficionarme, espero que no se convierta en adicción, al gel hidroalcohólico, me estoy convirtiendo en un experto, veo que los hay de muchas clases, con refinados estilos y aromas, no me extraña que unas reclusas se lo bebieran un día en una fiesta carcelera, lo primero que hago, en algunos te obligan, al entrar a los pocos sitios que visito, dadas las circunstancias, es dirigirme al recipiente del desinfectante de manos, los hay automáticos, con diferentes formatos, aromas y densidades: En fin, cosas de la nueva normalidad; en lugar de ir de vinos, ahora podemos ir de geles. De llorar.

Mientras tanto seguimos perplejos ante los acontecimientos de cada día viendo como nuestro vecino del sur organiza ahora una nueva marcha verde, esta vez con pateras, pero el sistema es el mismo; el del empuje, el mogollón, el apretón, tratando de aligerar su carga y la que a su vez le viene del África negra.

Por si faltara algún interrogante más, seguimos expectantes las elecciones presidenciales de los Estados Unidos donde el otro entusiasta, aunque sea de distinta cuerda, del sí se puede, el Sr. Trump, va a tener que claudicar. No puedo, no puedo, no pué.

La naturaleza y sus socios han organizado así la cosa; todo al cincuenta por cien, la mitad de la población americana está convencida de que únicamente su líder puede solucionar el problema, y la otra mitad, justo la otra mitad, opina lo contrario, por eso que esto no tiene arreglo.

Naturalmente.

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