Opinión

Por ilusiones

Aunque también podría ser por alusiones, porque, para una vez que me refiero al funcionamiento, es un decir, del Ayuntamiento de Ourense, surgen comentarios y comentaristas que tienen algunas diferencias de criterio con lo que exponía en el artículo de la pasada semana en el que pedía ayuda a varias instancias para que se pudiera arreglar de alguna manera el contencioso que viene presidiendo desde hace tiempo la vida municipal ourensana.

Por eso prefiero llevarlo en modo ilusiones, sobre todo en estos tiempos de mascarillas, miedo e incertidumbre que tanto ha condicionado nuestras vidas entre pandemias y desencuentros que han dinamitado los cimientos en que se basaba precisamente nuestra convivencia; en la ilusión y en el entusiasmo con que afrontábamos nuestras vidas cada mañana y que ahora tanto nos cuesta encontrar en estos momentos en que nos da la sensación de que con el coronavirus han venido también la incomprensión y la falta de entendimiento.

Alguien me puso un mensaje: Ramón, “ non somos tan burros”, así, sin más explicaciones, supongo que se refería a que yo me permitía opinar que los problemas se debían a la falta de inteligencia necesaria para solucionarlos. 

Me explico: no me refería a la escasez de inteligencia para un determinado grupo; ya sean concejales, alcaldes, diputados o ministros o mecánicos, me refería en general para toda nuestra especie. No cabe duda de que la mayoría de los problemas con los que nos enfrentamos cada día eran previsibles, tanto a nivel personal como de empresa, político o institucional y que con un poco de ayuda, llámese; prevención, reflexión, meditación, oráculo, profecía o en versión moderna; inteligencia artificial (IA), la actuación sería diferente porque, dejándose llevar por sus consejos, profecías o programas, hubieran actuado de otra forma.

Con más inteligencia, por poner un ejemplo dramático a nivel mundial, Hitler podría haber previsto los resultados de invadir Polonia y con ella dar origen a la segunda guerra mundial. EL problema es el mismo en cualquier dimensión, lo que pasa es que no se producen los mismos resultados cuando el que decide lleva una moto, un tren, un ayuntamiento o un ejército.

Además de las ayudas morales, religiosas y sicológicas que cada uno pueda solicitar, bienvenida sea la inteligencia artificial (IA), a ver si con su colaboración, podamos conseguir un mejor entendimiento en nuestras vidas y sobre todo, algo muy importante y que seguimos sin darle la importancia transcendental que tiene en nuestro presente y futuro; poder ver las consecuencias negativas que nos van a traer el no haber sabido elegir mejor a las personas que nos representan y con frecuencia, podemos comprobar que no era tan difícil adivinarlo.

Te puede interesar