Opinión

No se puede, así de simple


Sí, ya sé que no se lleva, ya sé que lo que mola es lo contrario; el sí se puede, el dichoso sí se puede, el pesado sí se puede, el terco sí se puede, el sé tú mismo, el que aguanta gana, el que la sigue la consigue, si quieres puedes, no pasarán y cosas por el estilo, que se repite en todas las protestas y manifestaciones, en todas las reclamaciones, sean justas o injustas, posibles o imposibles. Esto es también lo mismo que dice Putin, que ahora va de simpático, lo mismo que sostiene Zelenski, mientras los misiles rusos destruyen a su pueblo, pero está claro que alguno de los dos no va a poder, simplemente, eso lo sabemos todos, eso ha sido siempre así a lo largo de la historia, da igual que hablemos de Numancia, como de Leningrado, el alcázar de Toledo, el Congreso de los Diputados o el Concello de Ourense. 

Ya empezamos, dirá vd., y con razón. ¿A dónde va éste? ¿De qué lado está? ¿Qué pretende conseguir? ¿Será facha o será progresista? A ver, a ver. ¿Cómo termina la película? Porque está claro que todas tienen un final, hasta las del más sofisticado suspense, pero este es el problema, esto no es más que la demostración de las limitaciones, de la impotencia que tenemos los humanos para resolver nuestros problemas de convivencia, a todos los niveles. No nos entendemos en la calle, no nos entendemos en una reunión de vecinos, en una empresa, en un Parlamento o en un pleno municipal (no solo en el de Ourense), pero en lugar de reconocer nuestras limitaciones, nuestras deficiencias y nuestros errores, nos pasamos la vida discutiendo, defendiendo nuestras posturas, nuestras posiciones, insultándonos, peleándonos o matándonos.

En los enfrentamientos que nos vemos obligados a ver y escuchar todos los días en los foros donde se debaten las cuestiones públicas, lo que más me sigue sorprendiendo, más me sigue asombrando (nunca podría pertenecer a un partido político) es la unanimidad que tienen los integrantes de cada grupo. ¿O secta? Con las directrices que reciben de sus líderes, hagan lo que hagan, digan lo que digan y el desprecio hacia lo que digan los del otro bando, en muchas ocasiones, diría que en todas, sin saber exactamente lo que exponen. Algo que se parece mucho a lo que pasa con las religiones, donde la intransigencia y el fanatismo, no dan opción a que puedas pensar en que existen otros postulados y otros planteamientos.

Pero lo entiendo perfectamente, las nóminas, incluyendo dietas, extras y viajes, que reciben puntualmente los que tienen que emitir su voto, no pueden ponerse en peligro en ningún momento y tienen que seguir las instrucciones. Con las cosas del querer no lo sé, tal vez se puedan dar casos, pero, eso sí, con las cosas del comer no se juega. 

Lo que debiéramos hacer, en vez de mentalizar al personal; niños y mayores, hombres y mujeres, de que siempre tenemos razón y de que todo lo podemos conseguir si tenemos la suficiente terquedad, pesadez e insistencia, como lamentablemente estamos comprobando, es educarnos en el sentido de reconocer que en nombre de todas las ideologías, religiones y banderas se hicieron barbaridades, no nos paremos en cuantificarlas, en quien mató más, o quien menos, da igual que hablemos de checas o de paredones, da igual que hablemos de comunismo que de fascismo, da igual que unos ganen y otros pierdan, da igual que unas veces sí se puede y otras veces no se puede, simplemente, es así de sencillo, digamos que mitad a mitad, unas veces se gana y otras se pierde. Lo de ganar a veces pasa, como en la lotería, pero hay que ser muy ingenuos para pensar que te va a tocar si haces cola de cinco horas en Doña Manolita o una ofrenda a San Pancracio.

Es posible que alguna vez ganemos algo, siempre habrá ganadores y perdedores, esto lo organizó así la madre naturaleza hace ya mucho tiempo, y pasa en el mar y en el campo, pero al final todos somos perdedores, seguro, porque perdemos la vida, perdemos todo, hasta los que han ganado, a no ser que sean creyentes, eso sí, entonces no. Pero tampoco aseguro nada, porque respeto a los que tienen otros remates, porque aquí, lo más importante es el remate. 

Te puede interesar