Un letrero con estas dos palabras; “se vende”, o si lo prefiere en inglés; “for sale”, o también en ruso, chino o rumano, en el idioma que sea, da igual, porque lo difícil es entenderse en nuestro idioma propio, y además, porque a veces vienen los de afuera a enseñarnos cosas que, simplemente, a nosotros nunca se nos ocurrirían; podría ayudar a solucionar el grave problema del abandono del medio rural en Galicia y sobre todo en nuestra provincia de Ourense. Tendremos que reconocer que en muy pocas zonas de nuestro entorno se puede ver un panorama tan desolador como el nuestro, ni en el norte ni en el sur, ya no digamos si lo comparamos con países europeos.
Por un lado tendremos que admitir que el asunto tiene una lógica aplastante; si en los últimos cuarenta años solamente nuestra provincia ha perdido una población que ronda los 120.000 habitantes, de los que cabe suponer, la mayoría lo serían del medio rural, algo así como si desapareciera una gran ciudad, esto es una catástrofe, lenta y silenciosa, eso sí, pero una gran catástrofe, ( curiosamente coincide con el número de víctimas producidas por las dos explosiones atómicas de Hiroshima (80.000) y Nagasaki (40.000) en la segunda guerra mundial), es de cajón que esas casas, fincas, huertos y montes que antes permitían vivir, aunque fuera en precario, a sus moradores, ahora no tengan utilización alguna y estén abandonados; pero al contrario de lo que pasa con otras cosas que cuando no las usamos, las vendemos o donamos o, en último caso, las llevamos a un contenedor o a un desguace para su destrucción o reciclaje, en nuestros pueblos, fincas y montes lo único que se nos ocurre es dejarlos abandonados, y el abandono, en todos los sentidos, supone la desaparición, el fin, la muerte.
Si tienes un coche cuidado, sea el que sea, al cabo de los años, y cuantos más años, mejor, puede valer un dineral, ya no digamos si es de una marca de prestigio, una fortuna, si lo has abandonado a la intemperie, aparte del deterioro ambiental que has producido en todos esos años, tienes un montón de chatarra.
No tenemos más que darnos una vuelta por nuestros alrededores, es más, cuanto más cerca de la ciudad, más abandono se percibe, tal vez porque estén pensando en que su finca se convierta en el anhelado solar ( ¿Para hacer más casas deshabitadas? ) para comprobar el abandono en que se encuentran casas, fincas y propiedades de todas clases llenas de basura, escombros y maleza pero eso si, ni un triste letrero de “ se vende” que nos pueda dar una señal de que los propietarios estén en disposición de poner fin a esa situación.
El abandono de casas, montes y fincas, no se produce solamente entre particulares; instituciones como Renfe, Ministerios, Iglesia etc., tienen cientos de propiedades abandonadas sin poner el más mínimo interés en solucionar este despropósito.
De la misma forma que todos estamos de acuerdo en que no podemos circular con un vehículo que está abandonado y que no reúne las condiciones de seguridad necesarias para lo que nos exigen pasar una ITV periódicamente, tendremos que admitir que algo parecido se debiera hacer con cualquier propiedad, porque una casa, finca o monte abandonado también es un peligro, sobre todo pensando en los incendios.
Si una propiedad no produce beneficios, produce pérdidas, seguro, por lo que primero que se me ocurre recomendarle es que la venda, si no en más, en menos, en último caso, donarla ya sería negocio. Entre todos, entidades, empresas y Administraciones tendríamos que hacer algo más para intentar solucionar este grave problema de la despoblación de nuestro medio rural.