El tenis es un deporte educado. Los espectadores deben guardar un sepulcral silencio mientras la bola está en juego y los tenistas comportarse de forma exquisita en el trato con el rival y con los jueces que arbitran el partido. Incluso en Wimbledon deben vestir de blanco nuclear y no con camisetas multicolor. En el tenis reina el “fair play” por encima de todo. Si Novak Djokovic pierde los nervios y le pega un pelotazo a una juez de línea porque iba perdiendo un set, aunque haya sido por causalidad, no de forma intencionada, sabe que se juega la expulsión del partido del Open USA que disputaba, no se sabe si por una causa o por otra o por la concatenación de las dos. Djokovic iba derecho a reducir la ventaja que le llevan Roger Federer y Rafa Nadal en números de Grand Slam, pero su mal perder, que contrasta con la caballerosidad del suizo y el saber estar de Nadal -sobre todo en Roland Garros- le ha apartado de la posibilidad de conseguirlo. ¿Un castigo excesivo?
