Cuando le concedieron el Premio Nobel de la Paz estaba en arresto domiciliario después de haber ganado unas elecciones que los militares birmanos dieron por no celebradas. Aung San Suu Kyi es de la madera de otros premiados que pasaron de la cárcel a regir los destinos del país. Como Nelson Mandela. Los militares birmanos quieren una democracia tutelada, pero La Dama ya les ha advertido de que será ella la que mande. No lo va a tener fácil porque se han garantizado el control de sectores claves. ‘Madre Suu’ se hará cargo de un país corrompido, pauperizado y con un incipiente enfrentamiento religiosos entre budistas y musulmanes. Como otros predecesores de su misma madera tendrá que demostrar que sabe gobernar para todos los birmanos.
