Que lo biodegradable es un concepto difuso y confuso es cada vez más evidente. Que se lo pregunten a los ayuntamientos que luchan denodadamente contra las toallitas de uso sanitario biodegradable que atascan los colectores o que llegan a mares y ríos. La investigadora de la Universidad de Plymouth (Reino Unido) Imogen Napper, se dedicó a colocar bolsas de plástico biodegradable en entornos naturales, al aire, enterradas y en el mar para ver que sucedía y si efectivamente acaban degradándose. La conclusión fue que después de tres años, una bolsa sumergida podía volver a ser reutilizada para llevar toda la compra que cabía en ella, aunque había perdido algo de su fuerza. Era una demostración palpable de que a lo biodegradable le pasa lo mismo que a las pilas de Duracel, que dura y dura y tarda y tarda en desaparecer sin dejar rastro y mientras tanto se las comen peces y mamíferos y si no mueren, luego nosotros. los . Moraleja el mejor plástico del que dicen que se va a “evaporar” es el que no se utiliza o el que se recicla de forma adecuada.
