Los gabinetes de comunicación de algunas las instituciones están que no paran. A veces la planificación de los actos se les va de las manos y luego tienen que corregir el tiro, y tienen trabajo para dar y tomar. Ocurre que con su intervención no acaba por saberse que es verdad o que es mentira, aunque se pueda intuir y haya quien no se deje engañar del todo. A una secuencia inconveniente, como las fotografías de las reinas Letizia y Sofía en la catedral de Palma, le siguen una serie de reuniones familiares en amor y compaña para despejar cualquier duda. Que las mujeres con más poder en el PP, Sáenz de Santamaría y De Cospedal dan el cante en una fiesta y ni siquiera se miran, pues a la primera oportunidad se procura que vuelvan a aparecer juntas en el mismo escenario y lo que antes era distanciamiento ahora es cercanía de codo con codo. ¿Disimulo, sinceridad? Todo bien hasta la próxima crisis de imagen revelan algo más profundo.
